Recuerdo cierta fiesta en la terraza de casa. Había música, también cerveza. Alguien había cocinado unas pizzas. Yo hablaba con un amigo. Se llamaba Leónidas. Hablaba entonces, con leónidas, sobre autos. Que Chevrolet, que Fiat, que Ferrari, que Lamborghini... La novia de Leónidas, cuyo nombre no recuerdo, pero, pongámosle por caso, se llamaba Victoria, nos grita "qué raro ustedes dos, siempre hablando de fierros". A lo que yo respondí "no nena, hablamos de poetas. Poesía, entendés"
Nos reimos un rato, y mi amigo sugirió que era una situación muy literaria, o muy rutera, no recuerdo. Fue hace varios años ya.
Sucede que esta tarde falleció Leónidas, mi amigo. Tenía 82 años.
Le decíamos el saboteador arrepentido, pero no pregunten por qué, también se me olvidó.
viernes, 13 de noviembre de 2009
domingo, 9 de agosto de 2009
llanura
Buenos Aires no existe. No es joda, esta ciudad es la nada. Una nada que da sus frutos, que vive y late y crece, pero que es nada al fin. El alma de la pampa. El centro neurálgico de una imposible llanura, de una llanura dilatada que nace y muere en el mismo sitio. Que continúa el océano hasta perderse en los pliegues de una cordillera en la que nadie cree porque nadie ve -pero San Martín la cruzó a caballo. Lo único que se ve es la pampa, con su horizonte perpetuo, poblado de imágenes y fantasmas. La ciudad es una ilusión óptica que engaña el hombre que la crea y le cree. Uno no puede moverse del desierto. Sí puede caminar, pero siempre permanecerá inmovil. Aquí no se avanza, no se retrocede. A cada paso el centro mismo del desierto se mueve con nosotros. Pero tampoco hay arraigo en este permanecer inmóvil, no hay raices ni semillas. La tierra es una farsa. Resultó fértil para el trigo y la soja, pero no para el hombre. La superficie visible es un espejismo bajo del cual solo hay sombras eternas. En México por lo menos subyace un cementerio. Una ciudad construida sobre otra ciudad muerta, asesinada Tenochtitlán. Buenos Aires fue edificada sobre el no-lugar, y espera cada noche para moverse, ignorando que todos los sitios son el mismo. No hay historia en el desierto. No hay posibilidad para el proyecto humano. La geografía normal predispone al hombre a fijar la visión en lo más cercano para luego expandirla hacia lo más lejano. En la pampa lo más cercano es el horizonte, el ensueño. La imagen del futuro. La imagen. Uno levanta la vista y se siente aturdido de tanto espasmo natural. Uno levanta la vista y trata de encontrar algo, lo que sea. No Trapalanda, ya ni siquiera buscamos tesoros. Soñamos tan solo con encontrar un mísero poste de luz donde detener la vista, y proyectarnos. Pero lo único que responde a nuestra mirada es el horizonte, el abismo. El desierto que nunca deja de crecer. Y así el paisaje se desliza lenta pero irremisiblemente hacia la muerte, y con él, nosotros.
domingo, 26 de julio de 2009
poema con postdata calamar
son las tres
y mi café se enfría
embalsamados despojos del día
pernoctan debajo de mi catre
son criaturas abandonadas
que se niegan a beber el jade de ensueño
y a viajar con el pasaporte lleno de sellos
o un peine en la mochila
el café se enfría entre mis manos
y afuera un gato chilla
o será una mujer maya que grita
cuando se la traga la oscuridad
y el cielo ruge en su negrura
de sangre y ejército
en cada esquina
mientras
yo clavo la punta de mi lápiz
en el pecho del día
y entro navegando
por el agujero que dibujo
en el mapa de mi almaherida
ahora llueve en la ciudad
se despereza la mañana
entre las ruinas de pakal
y una pestaña bien peinada
perfuma la mañana
y la piel de un jaguar
pintada de mezcal
y de tequila
hoy dejamos méxico
señores
hoy cruzamos la frontera
que guatemala nos espera!!
palenque, chiapas
2009
2009
pd: el gato aun grita y el café sigue enfriándose
pertinaz
como andrés
que está de vuelta en buenos aires
y piensa que son las tres
pero son las nueve
todavía
martes, 7 de julio de 2009
fragilinvencible
llueve un domingo gris en buenos aires, y el hombre cierra sus ojos. pobre tipo, miralo. te parte el corazón. tiene la boca llena de piedras, intenta escupirlas pero cada vez le entran más. ahi parado, solo contra el mundo. mezcla estoica del eternauta, roland y roberto arlt. la estupidez y mediocridad son sus eternos molinos. un caballero de capa y espada que sabe filosofar a las puteadas. un tipo asi nunca pierde. y eso que a los cuervos no le gustan los globos (y un corazón no se endurece porque si).
el tiempo se derrite como el granizo sobre el césped, y lo demás no importa. el barco naufraga frágil en el océano verde. el hombre suelta el timón. se sienta, reposa su cabeza, cierra los ojos. sabe con el demiurgo de platón que el tiempo alberga todo retorno posible. el barco naufraga pero, invencible, no se hunde. por los párpados cerrados se filtran las primeras gotas. en buenos aires sigue lloviendo, y encima es domingo.
miércoles, 13 de mayo de 2009
Navidad en Trinidad
Porque hay experiencias que quiero conservar. Porque la memoria es un mecanismo imperfecto y traicionero en el que no puedo confiar. Y porque tengo recuerdos que prefiero guardar. Por eso escribo.
Escribo para guardar la arena que se escurre entre mis dedos. Escribo para retener al agua que se filtra por los agujeros de mis manos. Y aunque una vez escrita esa misma arena oscurezca su caribeña blancura, y las palabras enturbien la transparencia de las aguas, creo que la única manera de que permanezcan, agua y arena, es escribirlas.
Aunque bajadas a palabras, degradadas, en imperfecto modo, y hasta ultrajadas… seguirán siendo. Ya eso me basta.
Trinidad
Esperábamos la guagua que nos llevara a Playa Ancón. Parados bajo el pleno sol del mediodía en una esquina empedrada de Trinidad, que parece haber detenido el tiempo en el siglo XVI. Ciudad pirata, sirvió de refugio para bucaneros, corsarios y filibusteros. Edificada ondulándose, como haciendo equilibrio entre las montañas del Escambray, subiendo y bajando entre esas casitas coloniales protegidas por la UNESCO contra el desarrollo de la modernidad. En el siglo XVI vio desfilar a centenares de piratas y tesoros. Carabelas y brulotes surcaron sus aguas, y conquistadores de cruz y espada que traían la civilización al nuevo mundo. En el siglo XX vio a su alrededor un minado de bandidos, de gusanos contrarrevolucionarios escondidos en las montañas.
Hoy nada inquieta a sus escalinatas, nada altera el cantar de sus trovadores ambulantes. La música no deja de sonar en la Casa de la Trova. Nuestro amigo de la bodeguita sigue preparando pócimas afrodisíacas, y el gato negro que camina por los techos sigue siendo la mayor preocupación del viejo de la casa donde nos hospedamos.
Ese mediodía de diciembre el sol caía como un disparo de fusil, directo hacia nosotros. Los de la casa de postales nos habían dicho que la benemérita guagua pasaba cada hora, que la esperáramos ahí, justo debajo del cartel roto. Pero ya hacían 90 minutos que habíamos llegado y la guagua no pasaba. Volvimos a preguntar y respondieron que era frecuente que se atrasaran un poco, a veces bastante. Y que si estábamos apurados lo mejor era tomar un taxi.
Los señores taxistas no habían dejado de acercarse para ofrecernos sus servicios. Pero por una cuestión de principios nosotros nos negamos sistemáticamente a pagar 2 dólares por un taxi hasta la playa, cuando podíamos pagar 5 pesos cubanos yendo en guagua. Decían que la guagua no iba a pasar hoy, navidad, pues tu sabes chico, ahora navidad ha vuelto a ser fiesta para nosotros, como en la Argentina y todos los países cristianos. Los taxis eran oficiales, estatales digamos. De esos autos antiguos que solo en Cuba siguen caminando.
Después de una trabajosa negociación con uno de ellos, arreglamos que nos llevaría en su viejo Buick celeste por 4 dólares a seis personas. Una pareja de franceses, una canadiense, dos chicas argentinas –Sofía y Lupe-, y nosotros dos. El auto tenía problemas de arranque y hubo que empujarlo por la calle adoquinada, pero una vez puesto en marcha anduvo bien y en 15 minutos ya estábamos en la playa.
Arena blanca, agua transparente, pececitos de colores. Un mar caribe íntimo, acogedor y generoso, nos convidó con el espectáculo de lo bello al fusionarse y hacerse uno con el sol, al desplegar sus rayos sobre la suave marea, para devorarlo luego, en un acto sublime y apasionado.
A la noche fuimos a cenar con otras dos parejas de argentinos. Mariela y Pablo eran de nuestra edad, mientras que Marcela y Jonathan eran unos años mayores y tenían un hijo, Santiago, que los acompañaba en el viaje. La verdad es que, más allá de estar haciendo el mismo viaje, no teníamos muchas cosas en común con ellos. Por eso cuando terminamos de comer, y después de haber brindado, nos levantamos de la mesa y nos fuimos a caminar por ahí.
Habíamos quedado en encontrarnos con Facundo en la plaza central pero teníamos sueño y nos fuimos a dormir temprano. Pobre Facundo… siempre lo dejábamos solo, esperando.
jueves, 16 de abril de 2009
Es increíble lo que me sucedió anoche... Increíble. Alrededor de las 4 de la madrugada sentí algo extraño en el codo. Y como pensé que era un mosquito moví varias veces el brazo, para que se fuera a joder a otro lado. Pero no, no era un mosquito. Era Mario, uno de los "personajes" -ciertamente no son personajes, pero todavía no se como llamarlos- que viven debajo de mi cama, y en manos de los cuales dejé este blog. Lo que Mario quería era contar algunas cosas. "Todo lo que me gusta, las cosas que me pasaron, bellas, las cosas lindas...", me dijo, y me pidió que le conectara internet para postear. Mi reacción fue agarrarlo de los pelos y revolearlo furioso otra vez abajo de mi cama. Y me volví a dormir.
Esta mañana me despierto a las 9, y mientras desayunaba un café con leche me puse a pensar en el extraño episodio. Seguía enojado, no digo que no, pero sin embargo me había entrado un sentimiento de culpa que fue madurando durante todo el día. Por eso es que cuando regresé a casa esta tarde lo primero que hice fue buscar a Mario y pedirle perdón. Aunque también lo reté por haberme despertado a esa hora... él también estuvo mal.
Y después me dio esta lista para que postee, como si a alguien le interesara...
"
Ganar una medalla plateada, dificil y redonda, en aquel Panamericano de la república oriental.
Los viajes. Europa con los abuelos. Disney de chico.
Cuba con Beli. México. Guatemala, Nicaragua.
Encontrar el amor, pero nunca dejar de buscarlo.
Los libros. Cortázar, Carver, Pizarnik.
Y los demás personajes. Ignatius o Adso de Melk.
Mis amigos y sus espacios silencios.
Mi padre, caminar juntos a la cancha.
El rock. Eklipse, Quemado Solar. ¿Babel?
Los golpes, cicatrices y heridas de mi cuerpo.
Y los tatuajes, algunos tan metafísicos...
La niebla del parque. Las ojas amarillas de otoño.
Un abrazo, una lágrima crispada.
El vino compartido.
El espíritu.
"
Esta mañana me despierto a las 9, y mientras desayunaba un café con leche me puse a pensar en el extraño episodio. Seguía enojado, no digo que no, pero sin embargo me había entrado un sentimiento de culpa que fue madurando durante todo el día. Por eso es que cuando regresé a casa esta tarde lo primero que hice fue buscar a Mario y pedirle perdón. Aunque también lo reté por haberme despertado a esa hora... él también estuvo mal.
Y después me dio esta lista para que postee, como si a alguien le interesara...
"
Ganar una medalla plateada, dificil y redonda, en aquel Panamericano de la república oriental.
Los viajes. Europa con los abuelos. Disney de chico.
Cuba con Beli. México. Guatemala, Nicaragua.
Encontrar el amor, pero nunca dejar de buscarlo.
Los libros. Cortázar, Carver, Pizarnik.
Y los demás personajes. Ignatius o Adso de Melk.
Mis amigos y sus espacios silencios.
Mi padre, caminar juntos a la cancha.
El rock. Eklipse, Quemado Solar. ¿Babel?
Los golpes, cicatrices y heridas de mi cuerpo.
Y los tatuajes, algunos tan metafísicos...
La niebla del parque. Las ojas amarillas de otoño.
Un abrazo, una lágrima crispada.
El vino compartido.
El espíritu.
"
domingo, 12 de abril de 2009
Radiografía de Chiapas
Una vez me preguntaron con qué palabra podría definir a Chiapas. Y yo respondí -como si fuera posible resumir con una sola palabra a todo un pueblo- que el elemento del diccionario castellano que mejor podría caracterizar a Chiapas es "lacrimógena". El pibe que me había hecho la pregunta lanzó una carcajada y me dijo "bueno, por lo menos no me dijiste Subco. Marcos". Esta charla se dio a través del MSN y 10.000 km de distancia. Yo andaba todavía por el sudeste mexicano, y él estaba, si mal no recuerdo, en el norte argentino. QuizÁs en Bolivia.
viernes, 10 de abril de 2009
Este blog no va más. O al menos no como hasta ahora. Ya fue, la literatura no pasa por los blogs. Alguien que se pretenda escritor tiene cuadernos "Gloria" llenos de versos, relatos y frases inconexas. Se junta con otros amigos que, como él, también prefiguran para ellos un destino literario, y se leen mutuamente sus porquerías. Quizás, en el mejor de los casos, con un poco de talento y mucho de insistencia -y suerte- viene alguien y se los publica. En fin, eso es un escritor, alguien que escribe. Y que lo que escribe lo escribe en tinta, papel, materia. En un substrato físico. No virtual. El virtual no es un escritor, es un blogger. Un blogger es como un escritor, pero sin talento ni transpiración. Un blogger es un boludo con internet y una prosa horrible.
Si yo no quiero ser escritor, ni mucho menos un blogger... ¿Qué carajos?
Voy a dejarle la contraseña de este blog a la gente que vive debajo de mi cama, para que hagan lo que quieran. Para que lo llenen (¿Para que llenen qué? si esto es el no-lugar, la nada. ¿Cómo se llena la nada? Tendrán que vérselas con este problema los nuevos bloggers, porque yo me borro) con sus frustraciones, sus sueños, sus experiencias, sus miedos, sus deseos. Pero los de ellos, no los míos. Lo que yo escriba o deje de escribir de ahora en adelante, no verá la luz cibernética.
Así me despido. Así le pego una patada en el culo a este blog, para que siga volando gracias a la inercia a la que lo someto (que según dicen, en internet es perpetua y definitiva).
Los dejo con Miguel. Chau.
"
Y te digo que se lo merecían mirá, viejas de mierda.
Yo había entrado para comprarte un huevo de pascuas, y me tengo que bancar eso... ¿Qué querías que haga? Dos viejas de mierda quejándose del calor, que ya estamos en abril che, que no puede ser. El pibe que vende café les dice que hay que aprovechar el día, que está hermoso, que vayan al parque a mirar los pajaritos, qué se yo. ¿Y sabés qué le contestan? No Martín, al parque ya no se puede ir, hay cada cara que Dios me libre... y miran, preocupadas, la puerta abierta. Nadie pasaba por la calle a esa hora. Qué serían, las tres de la tarde mas o menos. La siesta del feriado es sagrada en el barrio, viste.
Las viejas tenían miedo. Miedo de mí, porque yo soy uno de esos negros que coparon el parque. Por mi culpa ya no pueden ir a tomar sol, a pasear por el rosedal, ya no pueden hacer un carajo. Se tienen que quedar en su casa mirando la tele. Y tienen que tener cuidado. Sobre todo con las cosas que dicen, porque no vaya a ser cosa que se les escape esa lengua larga de vívora que tienen adelante de un portador de cara. Y eso es lo que soy yo, un portador de cara, ¿No lo dijo tu viejo el otro día? Porque yo lo escuché, me hice el boludo pero lo escuché. Que con esta jeta me tenían que llevar en cana, sobre todo ahora que me dejé el pelo largo y no me afeito más.
Pero bueno, lo de tu viejo después lo hablamos. Ahora estamos con las viejas. Me miraban de reojo, trataban de disimular, y no hay nada más patético que dos viejas tratando de disimular una situación tensa. Yo ya estaba harto, hasta las bolas estaba ya. Así que me fui sin comprar el puto huevo -perdoname que no te lo compré, pero te estoy tratando de explicar por qué-, las esperé en la esquina y les di un buen susto. Jajaja, sí... estuvo bueno. Se cagaron bien las patas y se fueron rajando. Ahora no solo no van a ir más al parque, ni siquiera se van a animar a salir a comprar café.
"
Si yo no quiero ser escritor, ni mucho menos un blogger... ¿Qué carajos?
Voy a dejarle la contraseña de este blog a la gente que vive debajo de mi cama, para que hagan lo que quieran. Para que lo llenen (¿Para que llenen qué? si esto es el no-lugar, la nada. ¿Cómo se llena la nada? Tendrán que vérselas con este problema los nuevos bloggers, porque yo me borro) con sus frustraciones, sus sueños, sus experiencias, sus miedos, sus deseos. Pero los de ellos, no los míos. Lo que yo escriba o deje de escribir de ahora en adelante, no verá la luz cibernética.
Así me despido. Así le pego una patada en el culo a este blog, para que siga volando gracias a la inercia a la que lo someto (que según dicen, en internet es perpetua y definitiva).
Los dejo con Miguel. Chau.
"
Y te digo que se lo merecían mirá, viejas de mierda.
Yo había entrado para comprarte un huevo de pascuas, y me tengo que bancar eso... ¿Qué querías que haga? Dos viejas de mierda quejándose del calor, que ya estamos en abril che, que no puede ser. El pibe que vende café les dice que hay que aprovechar el día, que está hermoso, que vayan al parque a mirar los pajaritos, qué se yo. ¿Y sabés qué le contestan? No Martín, al parque ya no se puede ir, hay cada cara que Dios me libre... y miran, preocupadas, la puerta abierta. Nadie pasaba por la calle a esa hora. Qué serían, las tres de la tarde mas o menos. La siesta del feriado es sagrada en el barrio, viste.
Las viejas tenían miedo. Miedo de mí, porque yo soy uno de esos negros que coparon el parque. Por mi culpa ya no pueden ir a tomar sol, a pasear por el rosedal, ya no pueden hacer un carajo. Se tienen que quedar en su casa mirando la tele. Y tienen que tener cuidado. Sobre todo con las cosas que dicen, porque no vaya a ser cosa que se les escape esa lengua larga de vívora que tienen adelante de un portador de cara. Y eso es lo que soy yo, un portador de cara, ¿No lo dijo tu viejo el otro día? Porque yo lo escuché, me hice el boludo pero lo escuché. Que con esta jeta me tenían que llevar en cana, sobre todo ahora que me dejé el pelo largo y no me afeito más.
Pero bueno, lo de tu viejo después lo hablamos. Ahora estamos con las viejas. Me miraban de reojo, trataban de disimular, y no hay nada más patético que dos viejas tratando de disimular una situación tensa. Yo ya estaba harto, hasta las bolas estaba ya. Así que me fui sin comprar el puto huevo -perdoname que no te lo compré, pero te estoy tratando de explicar por qué-, las esperé en la esquina y les di un buen susto. Jajaja, sí... estuvo bueno. Se cagaron bien las patas y se fueron rajando. Ahora no solo no van a ir más al parque, ni siquiera se van a animar a salir a comprar café.
"
sábado, 4 de abril de 2009
Isla
la luz perfila
las sombras de su rostro
la dibuja
envuelta
en delicada calma crepuscular
sus dedos
enredados de isla y tierra y cielo
respiran el verde jade
y vomitan un cierto
mareo de mar
y la lava y las rocas
y centenas mariposas
que revuelan las playas ahogadas
con indecible color
así sucede en cierto rincón de aguamérica
ceniciento camino
de ometepe
entre tiburones de dulces aguas
y ojos de volcán
las sombras de su rostro
la dibuja
envuelta
en delicada calma crepuscular
sus dedos
enredados de isla y tierra y cielo
respiran el verde jade
y vomitan un cierto
mareo de mar
y la lava y las rocas
y centenas mariposas
que revuelan las playas ahogadas
con indecible color
así sucede en cierto rincón de aguamérica
ceniciento camino
de ometepe
entre tiburones de dulces aguas
y ojos de volcán
martes, 24 de febrero de 2009
sábado, 7 de febrero de 2009
"Y por fin he encontrado el camino que ha de guiar mis pasos.."
HDS
Fuimos peregrinos sin rumbo fijo.. Vimos mariposas -de esas con colores que todavía no existen-, y las vimos de a decenas. Vimos montañas, y rios, y mares océanos. Vimos mar de olas y piletas aladas. Vimos volcanes con pero sin lava. Vimos lagos, y también vimos al lago más bonito del mundo, aunque empañado por una inmensa nube de incienso altiplano. Vimos al sol de occidente caer detrás del Pacífico; vimos al sol naciente del Atlántico. Vimos paisajes maravillosos, pero ninguno tan hermoso como el que recorro cada noche sobre tu cuerpo.
Vimos tortas de jamón, tacos de pierna y aguacate que en verdad era chile jalapeño. Vimos arenas blancas, y arenas negras. Y cangrejos encaracolados, y corales, y ostras sin-perla dentro. Vimos pescados en la playa. Vimos maiz, y tortillas de maiz. Arroz moro, congrí, vimos gallo pinto y piñas. Vimos melones colorados.
Vimos bucaneros, vimos coronas, vimos gallos, vimos toñas e imperiales. Vimos malecón.
Vimos zapatistas y sandinistas, vimos circo y no tanto pan. Vimos revoluciones victoriosas, y cenizas de revoluciones. Vimos banderas y patria y mucha sangre derramada. Vimos orgullo y emoción, y odio, y asco. Vimos ruinas de pueblos, y pueblos en ruinas. Vimos ciclones y ciudades reconstruidas, y vimos ciudades destruidas y tapadas por otras. Vimos saqueos, y traiciones, y dolor.
Vimos América, y mundo, y vimos mucha mucha gente.Pero siempre, a cada instante y por sobre todas las otras cosas, lo que nunca dejamos de ver fue un par de ojos en los que nos veíamos a nosotros mismos. Una mano que aferrar, un cuerpo donde abrigarnos. Vimos a dos personas, y un mismo camino.
Vimos dos vidas, ahora vemos una sola..
viernes, 6 de febrero de 2009
miércoles, 28 de enero de 2009
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