domingo, 14 de diciembre de 2008

Aviso


Si no nos vemos, felices fiestas.
Mi vecina dixit.


Este espacio permanecerá cerrado por vacaciones. Hasta nuevo aviso.

Ta lueguito che..

lunes, 17 de noviembre de 2008

no viembre


empieza noviembre y el mundo se tiñe de rojo papanuel. es un rojo pegajoso, que abarca la existencia toda y asquea, asquea..

tapitas y promociones de coca-cola. lucecitas de colores en árboles de hojas nevadas, pleno verano. trineos que surcan los cielos de los shoppings. viejas que invaden las calles con bolsas llenas de mierda y sonrisas cafeconleche. todo esto es un horror, sí, pero lo peor es la alarma, el aviso que significa: el tiempo pasa, se va.

uno odia "las fiestas" no por falta de espíritu lúdico o misantropía, sino porque su víspera es insoportable. es la víspera del final, y uno sabe que empieza noviembre y todavía quedan dos meses de agonía. dos meses de un año que se muere lento, hasta que se desdobla en sí mismo y se renace.

parafraseando a plotino, el año es un otro para sí mismo, que no nace ni muere ni transcurre ni se escurre. es simplemente un espejo en el que miramos nuestra sudada realidad. un espejo empañado, y nosotros un simple y burdo reflejo pasajero, que se mira a si mismo sin siquiera poder distinguir de qué lado va.

es que, como dijo el derviche del futuro:

el tiempo es el camino,

sólo subyace al peregrino.



y todavía nos quedan muchos caminos que andar,
las huellas del peregrino nos guiarán..

lunes, 3 de noviembre de 2008


Hay una diferencia entre el crimen y los negocios. Para hacer negocios es necesario tener capital. A veces pienso que es la única diferencia.

Raymond Chandler, El largo adiós

viernes, 3 de octubre de 2008

un tal tales..

Refiere Aristóteles una anécdota muy curiosa, que tiene a Tales de Mileto como protagonista. Voy a dejar que sea el propio estagirita quien la relate, exactamente como lo hizo en el primer libro de la Política.

Dice Aristóteles: "Como algunos le reprochaban, en razón de su pobreza, que la filosofía no produce provecho alguno, se cuenta que, habiendo previsto gracias a sus conocimientos astronómicos que la producción de aceitunas sería abundante, dispuso del pequeño capital que poseía, cuando aun era invierno, para obtener bajo fianza todos los molinos de aceite de Mileto, los que arrendó a bajo precio, ya que no tenía ningún competidor. Cuando llegó el momento propicio y fueron muchos los que al mismo tiempo acudieron, de pronto, en demanda de molinos, Tales los arrendó al precio que quiso, logrando reunir mucho dinero, para demostrar que los filósofos pueden enriquecerse fácilmente, si así lo desean, aunque no constituye ése su propósito."

Uno de los Siete Sabios de Grecia, versado en ciencias como la astronomía, la geografía, la ingeniería y la matemática. De la época en la que se contemplaba a la naturaleza para simplemente asombrarse de su belleza y armonía, y no para dominarla, arrasarla o conquistarla. Fue el primero en preguntarse por el origen o principio de todas las cosas, para luego concluir que el agua es aquel elemento constitutivo del cual parte toda la realidad.

En fin, un cráneo este Tales. Y todo así tuvo que bancarse que ciertas viejas molestas vinieran a decirle "Eh vos, que te hacés el filósofo, mirá como te morfan los piojos". Y no solo que se las bancó como un duque, sino que se dio el lujo de demostrarles que la filosofía, o el pensamiento, no está al servicio de la crematística o los agentes de bolsa.

Y ahora recuerdo a aquella otra anécdota (como de Tales no se conservó ningún escrito, sólo nos referimos a él mediante anécdotas de terceros, como haciendo las veces de un Rial de la Grecia Clásica), tan desparramada por todo el mundo, gracias a la cual Tales es conocido popularmente como el gil que iba contemplando las estrellas y se cayó adentro de un pozo. Y no termina ahí, sino que acto seguido apareció una vieja y le dijo algo así: (se recomienda leer lo que sigue en voz alta, con voz de vieja muy pero muy chota) "Ay Tales, Tales querido.. ¿Cómo quieres entender algo sobre los cielos y las estrellas, si ni siquiera eres capaz de mirar por donde caminas?

Muy tranquilo el tipo, salió del pozo, se limpió con displicencia su túnica, y se fue a su casa a predecir un eclipse. Corría el año 585 AC, y nacía la filosofía.

sábado, 27 de septiembre de 2008

a good seed, into my arms


i dont believe in the existance of angels
but looking at you darling i wonder if that´s true

sábado, 20 de septiembre de 2008


Nemo intra in caelum misi per philosphiam..

martes, 16 de septiembre de 2008

Decía el gordo Soriano que un escritor sin gato es tan absurdo como un ciego sin lazarillo, y tenía razón.


viernes, 5 de septiembre de 2008

Un Creyente

Al caer de la tarde, dos desconocidos se encuentran en los oscuros corredores de una galería de cuadros. Con un ligero escalofrío, uno de ellos dijo: -Este lugar es siniestro. ¿Usted cree en fantasmas? -Yo no -respondió el otro-. ¿Y usted? -Yo sí -dijo el primero, y desapareció.

jueves, 28 de agosto de 2008

El nombre de la Mariposa.


Dedos que gotean letras,
letras ciegas, que solo saben decir tu nombre.
Palabras, que para ocupar tu espacio ausente
se derraman en manchas, en lluvias, en soles,
en otra gente.

Camas apretadas en el medio de la noche,
oscuridad despierta, suspiros, jadeos.
Arañas en sueños, y un par de pies
descalzos que las matan, que las pisan.
Que las matan.

Y te vas, te echo. Pero no te vas porque te echo.
Me dejás, y me quedo. Soy vos en tu lugar.
Sueño tus sueños, tomo tu desayuno, y tu colectivo en tu parada. Voy a tu clase, y después, al tiempo, me encuentro a mi. Te saludo, me doy un beso, y vuelvo a ser yo: Diego, el que derrama letras.
Yo, Tu nombre..

lunes, 25 de agosto de 2008

Sola y su alma

Una mujer está sentada sola en su casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto. Golpean a la puerta.

Thomas Bailey Aldrich (1836-1907)

viernes, 22 de agosto de 2008

Estación

Ya eran las ocho cuando unos ladridos lo despertaron. Se había acostado después de armar la valija. No quería dormir, pero el ventilador con su ruido y movimiento hipnótico, provocó en él un estado de letargo que no tardó en transformarse en una siesta. Se levantó puteando y después de lavarse la cara tomó un taxi hacia la estación. Se sentó en el asiento trasero y revisó el pasaje y sus documentos. Al llegar a la estación ya eran las 20.15 y su tren salía a las 20.05. Corrió hasta el andén y se sentó en un banco de madera. Notó la ausencia casi total de personas. Varios empleados de limpieza, un viejo que fumaba en pipa y un chico que vendía café. Le compró uno y después encendió un cigarrillo.

Ya eran ocho y veinte, y él estaba en el lugar indicado. Sólo podía esperar. Podría esperar todo lo que fuera necesario. No tenía nada más importante que hacer de su vida que tomar ese tren. Tren que lo llevaría de vuelta con Elina. Después de quince minutos sentado, Ignacio pensó que el tren ya nunca vendría, o que quizás fuera peor y no había nadie esperándolo. Insertidumbre, Angustia, Arena-de-reloj-de-arena-en-la-boca.

Compró otro café. Intentó preguntarle algo al chico, pero sólo le respondió con una mirada sin expresión. Ya había pasado media hora desde su llegada y el tren no aparecía. Miró su pasaje. Releyó por vigésima vez el número del andén, 24, la ciudad destino, Buenos Aires, y el horario de partida, 20.05 hs. Lo sepultó en el bolsillo del sobretodo y encendió otro cigarrillo. Mientras fumaba extrajo la carta de Elina que había recibido el día anterior. Era una carta hermosa. Hablaba allí del viaje al sur de Franciaa que querían hacer juntos. Hablaba de una segunda oportunidad. Dobló prolijo la carta y la guardó en el mismo bolsillo donde había dejado el pasaje. Se sintió absurdo, un coleccionista de pagarés vencidos.

Eran las nueve cuando se dio cuenta de que su tren ya había salido, que lo había perdido. Pero permaneció sentado en el mismo banco, fumando el mismo cigarrillo y con la misma taza de café en su mano. Ya no podía abandonar la estación, no podía volver a ninguna parte.

miércoles, 30 de julio de 2008

Avalancha
en un laberinto vacilante
en una prisión que desea escapar de mi
o de vos,

y ser libre al fin.

Un olvido de vos sería tan impensable como
poder olvidarte,
como recordarte.

Ninfa abierta
anclada en una guerrilla de papel.

Esta noche será la muerte en tus brazos,
tan lejos de mí.

miércoles, 25 de junio de 2008

joyeuse vie





Lady Butterfly from Mars


Butterflies to the sky,

And the music always sings

You can see them, can you hear them?

The color in their wings

But don’t try to hide, don’t fly so high

So far from me…

Oh lady butterfly, stand by me.

Butterflies all in my mind

When you’re around me.

In my bed, in my head, you know you got me

deep inside, I see you rise to the heaven of my life.

We got time, to choose our path

But I need you beside mine.

And heaven is, wherever you are.

All I wanted in the end of my life

Is to be with you till the end of time.

Is to dream with you, is to live in you,

and to fly with you, and to die in you.

I told you, my darling

The future, we are going

To the snowy California

The green snow sunny California

Lives in your spine and smile

You’re so belle

Your eyes are future, I see my self inside them

We live, together, the future, we chose one,

Together,

Forever and ever…

And I, I love you…

Aha, I said that I love you so…

Oh my butterfly…

You are my butter-butterfly, from Mars.

Oh my lady butterfly, you are.


I THANK YOU ALL,
BUTTERFLIES..

D.

sábado, 21 de junio de 2008

1

estoy en la facultad de derecho, escuchando una clase de procesal. tengo frente a mí a un troglodita abogado que juega a ser profesor. él juega a ser profesor y nosotros jugamos a ser alumnos. él habla de plazos para contestar la demanda, de la reconvención y la reconcha de tu hermana pelotudo, pienso yo, y me dan ganas de empujarlo por la ventana, y mirarlo caer. lo imagino agitar sus bracitos, tan protegidos en las mangas de su traje dior mal planchado. imagino su corbata volando sobre su cabeza, siguiendo su rastro idiota. en fin, imagino muchas cosas, pero básicamente imagino que lo mato, y que disfruto con la realización del ilícito. y lo imagino, justamente, para no planearlo. y lo escribo, justamente, para no hacerlo, y así evitar las siempre fastidiosas consecuencias que un proceso penal acarrearía en mi contra.

ahora el sujeto de traje se levanta de su escritorio, y deambula por los pasillos del aula. yo lo miro como hipnotizado, sigo imaginando cosas, por ejemplo que sus ojos explotan y de adentro le salen lenguas de fuego, o que una chica que siempre se sienta en el primer banco se va a levantar y le va a hacer un piquete de ojos. pero de repente me veo obligado a salir de mi trance hipnótico porque el imbécil se me para al lado y me habla, dice algo como "a ver usted, que está tan concentrado, digame cuales son los requisitos de la prueba documental". yo lo miro, y antes de tener siquiera tiempo para decir "no sé", el pibe que se sienta a mi lado le contesta. el profesor dice "parece que entendieron, je", y vuelve contento a su escritorio.

la hora termina, termina antes de tiempo, pero termina porque el doctor montoto (asi se llama el tipo, posta) dice que tiene que volver temprano a su despacho de la inspección general de justicia. dice que tiene que terminar de redactar un discurso que leerá esta tarde, dice que esta tarde es la presentación de su tan ansiado libro "el procesalista", y que estamos todos invitados. y también dice algo más, que no llego a escuchar porque estoy al lado de la puerta y soy el primero en huir.

ahora, mientras me elevo junto al puente de la figueroa alcorta y me cruzo con dos viejas que putean a cristina, pienso en el libro del troglodita. tengo tantas ganas de ir a esa presentación como de hacerme un clavado desde aca arriba.

pero ojalá tenga suerte el doctor montoto, no parece mal tipo.





lunes, 9 de junio de 2008

Vomito soles de primavera,
Vomito chicas en minifalda,
Vomito escaleras que nunca bajan.

Vomito mi vida sobre el mantel,
Y carcajadas, y luces idiotas.


V o m i t o l a s a n g r e q u e m e r o b a r o n.


Lo vomito todo,
hasta morir todavía un poco más.


martes, 20 de mayo de 2008

es una nube,
nada más.




esto no es poesía,
esto es la vida.

la felicidad y la tristeza no son para escribir
se rien y se lloran,
se sufren y se disfrutan.

esto no es poesía,
esto es un intermedio entre el dolor y la risa
un recreo,
un impass (que fea palabra, impass.
¿ves? si estuviera escribiendo poesía no la usaría jamás..).

recuerdo el verano en que surqué las olas de tu mar.
recuerdo tus ojos verdes de mentiras por estallar.

ahora,
que ya estallaron bajo mi barquito,
espero sobrevivir al naufragio,
y compartir un tablón
y sobrevivirte.

y secar la tormenta de tus ojos
con las ojas muertas de este otoño tan psicótico
y hacerlas renacer, contra natura,
contra el destino,
o hasta contra dios, si es que se interpone en nuestro camino.

y volver a ver tus ojos verdes, secos y transparentes,
porque la tormenta no era tormenta
era una nube, y nada más.

domingo, 18 de mayo de 2008


how quick the sun can
drop away..

sábado, 17 de mayo de 2008

Para las almas sensibles de esta pálida ciudad..
Pez


Ella se enamoró de una mentira bien musitada,
y él
no sabe qué decir
ya.

Ella le habla sin antifaz,
le dice algo sobre sus ojos
y él
no entiende.

Ahora ella llora lagrimas vacuas ´ad.a
y manda señales,
virtuales.

Ella es inefable.


Ya no hay distancia

a h o r a e s a b i s m o

e n t r e c u e r p o y c u e r p o



Ahora es una continuación de la nada
lo que los separa.



Ella nunca le creyó
nada,

pero todavía lo encuentra

cada tanto

en el teatro

donde ambos actúan.



y


h a b l a n . . .


( n o )

sábado, 26 de abril de 2008

there are places i remember...

me acuerdo que cuando era chico me llevaban a lugares donde yo no quería ir, por ejemplo la iglesia, o un restaurante por el barrio de floresta con nombre de vieja chota (tía margarita se llamaba, creo que ya no existe más). cuando uno es chico siempre "lo llevan" y se tiene que comer todo lo que le dan. es jodido a los 8, 9 años levantarse de la mesa y decir "me voy a comer a casa, este lugar es una mierda". al menos yo nunca me animé a hacerlo. tampoco me animaba a irme de la iglesia. a la iglesia me llevaban los curas del colegio principalmente, pero también iba con mamá. ella me llevaba con mi hermano y a veces también venía papá. creo que a él, a pesar de ya ser grande en aquella época, también "lo llevaba" mamá, porque a veces nos escapabamos los tres (papá, matías y yo) y nos íbamos a jugar al fútbol al parquecito que está en la entrada. pero eso solo era cuando venía papá, porque mamá no nos dejaba salir solos. y los del colegio menos que menos. nos llevaban una vez por semana a confesar nuestros pecados. a mi siempre me tocaba con el padre carlos, que tenía la costumbre de cachetear, al mejor estilo timoteo griguol, a los pecadores al abandonar el confesionario. el padre carlos me daba miedo porque hablaba raro y tenía un estilo muy dramático para dar la misa, y como a mi siempre me sentaban en los bancos de adelante, a veces me miraba a los ojos, y realmente me asustaba. también me asustaba cuando decía "tomad y bebed todos de él, porque esteselcalizdemisangre...", se creaba una tensión tan grande que me daba la sensación de que el espíritu santo haría explotar la copa de vino (¿o debería decir sangre?) sobre mi cabeza.

pero a la vez existían otros momentos en los que me vengaba, íntimamente, del padre carlos. eran situaciones ficticias. o juegos mentales que diego crea para satisfacer su juguetona imaginación, como diría la psicopedagoga que me atendía por ese entonces. como por ejemplo la parte de la misa donde el padre carlos decía "la paz esté con vosotros" y nosotros le contestábamos "y con tu espíritu". ese era un momento de éxtasis íntimo para mi porque aquella respuesta "y con tu espíritu" me sonaba exactamente igual a decirle "que te recontra". y acentuaba la ese de espíritu como se acentúa la erre de recontra, y lo miraba fijo a los ojos al padre carlos y le decía "y con tu espíritu", pero en realidad le decía "que te recontra hijo de puta". y esa puteada solitaria me hacía sentir divertido y culpable a la vez, porque "en la casa del señor no se tienen malos pensamientos".

después nos hacían volver al colegio por una puertita lateral que comunicaba directamente con el patio. era como un túnel medieval, que a mi se me hacía muy parecido a los pasillos del cementerio. de chico tenía la tendencia (y creo que todavía la conservo) a pensar que las iglesias y los cementerios son lo mismo. todos siempre en silencio, con caras de "no-la-estoy-pasando-bien-acá-y-me-quiero-ir-ya", hablando con gente que ya no existe o amigos imaginarios. nunca entendí esas cosas, y de chico mucho menos. para mi era todo como un gran chiste. siempre esperaba el momento en que llegara el remate y el cura largara una carcajada que sería el final, y todos diríamos, ok ya está. podemos ir a casa y olvidarnos de esto. pero ese remate nunca llegó, y el chiste se me está haciendo demasiado largo. el cura sigue hablando en el altar, la gente muerta sigue viviendo entre flores y recibiendo visitas de más gente muerta que va a llorar y a dejarles cartitas, y cosas. ahora me acuerdo que además de la iglesia y ese restaurante de mierda también me llevaban al cementerio a dejarle flores a la abuela julia. yo la quería a la abuela julia, pero la quería mientras vivía. después ya no pude seguir queriéndola. la extrañaba un montón, sí, pero no la quería, y eso me hacía sentir malo. papá me preguntaba "cómo no la querés más a la abuela? con todo lo que ella te quiere a vos, su nietito mayor..." y yo me sentía una basura, porque realmente no la quería. tenía ganas de correr y esconderme y llorar porque era re malo con mi abuelita. tenía ganas de volver a encontrarla y decirle "abuela te quiero", lo que hubiera sido absolutamente sincero. pero solamente lo hubiera sido si la encontraba, lo cual era imposible básicamente porque ya estaba muerta.

me acuerdo una tarde super fría de domingo la fuimos "a visitar" y matías le dejó pegada una cartita que le había escrito con ayuda de mamá y tía marta. "para mi angelito de la guarda que me cuida desde el cielo", así decía la carta. ocho años tenía yo, tenía ocho años y le dije a mamá "matías es tonto, de todos los abuelos que tenemos la única que no nos puede cuidar más es la abuela julia. cómo nos va a cuidar si ni siquiera puede jugar con nosotros ya?". mamá se sonrió pero después se tapó la cara y se puso a llorar. era la primera vez que la veía llorar, y la abracé y le dije que no llorara, que yo a ella la iba a cuidar siempre. que iba a estudiar mucho para cuando sea grande poder comprarle una casa con jardín y muchos perros porque yo no voy a tener hijos ni me voy a casar, mamá, voy a quedarme a vivir con vos y con papá en una casa grande con jardín y muchos perros. y nunca más, mamá, le dije llorando, nunca más quiero venir al cementerio.

viernes, 11 de abril de 2008

el fuego petrificado que me imboca
que me seduce con gritos incendios
espera de mi la fútil derrota,
espera de mi que escriba este verso.

supongo algún día entenderé sus risas
y espero estar vivo y hasta poder apreciarlo.
hoy son cenizas las alas de mi alma,
hoy es mi vida la que pierde brillo.

pero sucede a veces el silencio de vos
y sucede con una crueldad inefable,
que ahora sigue este espectro burlón
que se pasea por el límite de mi borde.

domingo, 6 de abril de 2008

ella duerme en mi cama
yo busco una entrada a su sueño
o a su médula
y doy vueltas a su alrededor hasta morir de invierno

aunque ahora soy libre de ella
y me muevo como un gato salvaje
y corro
y salto
y me arrastro
y canto a la luna desde el tejado de su casa
o de una casa cualquiera
todavía espero el momento oportuno
para arañar las cortinas de su dulce corazón

y desangrarme las garras
y desguazarme las guerras
y destrozar mis memorias
y mis guitarras
y mis arterias

pero me arden los colmillos de tanto morder carne fácil
me arden los ojos y las almas rotas
rotas
como la sombra de su recuerdo
que yace
ahora
muerta de invierno
en mi cama

viernes, 4 de abril de 2008


Paraíso
Will you still need me, will you still feed me, when I´m sixty-four?
Paul McCartney
Hacía calor y ya empezaba a lloviznar. Por suerte habíamos llevado un paraguas que después enterramos en la arena para meter nuestras cabezas abajo y poder fumar. Mariela corría por la orilla y proyectaba una sombra lunar un tanto tétrica. Mariela era un perro con hocico de perra. Era divertido verlo corretear y saltar, y mojar sus patitas en la espuma salitrosa y venir a nosotros y ladrar y volver a irse. Le habíamos puesto Mariela porque nos recordaba a una compañera del secundario que tenía cara de perro. En fin, esto no es importante. Cuando uno tiene cierta edad y empieza a relatar una historia que ocurrió en su juventud corre estos riesgos, se va por las ramas y elude los hechos esenciales. Te decía, el perro corría por la playa que, más allá de nosotros, estaba desierta. Eran como las 2 de la madrugada ya, el resto de los chicos del grupo se habían ido a dormir o seguían en el bar tomando cerveza. Pero como era la última noche, con tu abuela decidimos ir a despedirnos del mar.
Casi no habían olas, se escuchaba más el ruido de las gotas de lluvia cayendo sobre el paraguas que el oleaje del mar. Estaba hermoso, esa noche creí haber entrado al paraíso. Tu abuela tenía una sonrisa en su rostro que te elevaba a otro mundo. Esa sonrisa te hacía sentir que la maldad del mundo iba a extinguirse, que el terror y el odio iban a ser vencidos y superados por el amor y la paz. Ojalá la hubieras conocido… Era una mujer inteligentísima, y además muy talentosa. Cantaba como los ángeles, y esa noche cantamos juntos hasta que salió el sol. Mirá, yo tenía esa guitarra que está ahí detrás de la cama, sí, la negra. Creo que esa noche le mostré una canción que compuse para ella y que decía algo de su sonrisa. No exagero Juli, tu abuela tenía la sonrisa más mágica y feliz que vi en mi vida, y esa noche era toda para mi y por mi. Por eso te digo lo del paraíso…
Por suerte no corría tanto viento. Viste como es San Bernardo en invierno, viste que el clima no es muy amigable. Bueno pero esa noche, a pesar de la llovizna, estaba hermoso. Teníamos dos cigarrillos de marihuana que nos había dado uno de los chicos. Nunca habíamos fumado, y queríamos probar juntos. Ella prendió uno mientras yo tocaba una canción de Andrés Calamaro, no me olvido de eso. Ojalá no me arrepienta de haberte conocido decía yo, y la miraba a los ojos. De su boca empezó a salir un aroma dulce, un humo espeso que ascendía lento, mientras las gotas que caían lo iban disgregando en el aire.
Ella también estaba feliz, o al menos contenta. No me animo a decir que yo la hacía feliz, porque eso nunca lo podés saber. Pero se la notaba bien. Sonreía y reía a carcajadas y me miraba con esos ojitos marrones pero verdes que el humo iba coloreando por fuera y por dentro. Cuando me pasó el porrito (así los llamábamos hace cincuenta años) empezó a cantar una canción que habla de una promesa en las aguas de Pokara, y yo la seguí con la guitarra. La cantábamos siempre esa canción. Bendecida se llama, vos la conocés por el tatuaje que tengo en la espalda. Ella tenía una voz dulce, tan melancólicamente dulce, que me daban ganas de llorar cada vez que la escuchaba cantar. Me emocionaba hasta la médula. Después haceme acordar que te haga escuchar algunas grabaciones que hicimos en aquella época, yo con la guitarra y ella cantando. Hace mucho tiempo que no escucho nada de eso, lo tengo que buscar.

Cuando terminamos de fumar le dije que haga un castillo de arena, pero en lugar de eso corrió hasta la orilla y escribió con una rama “Pablo + Julia” y dibujó un corazón en el medio. Y después me dijo que las olas borrarán las palabras y los dibujos, pero se llevarán el mensaje al mar, y el mar es eterno. Y nosotros somos eternos Pablito, te quiero por siempre a mi lado. Yo me quedé callado, ya no tenía nada que decir. Nunca nadie me dijo algo tan hermoso. Y ya no hablamos más, nos abrazamos y nuestros cuerpos se estremecieron mientras la llovizna iba en un crescendo lascivo. Nos detuvimos unos segundos para observar una serie de relámpagos en el horizonte, y después caímos sudados sobre la mantita que ella había llevado.

Cuando volvimos a abrir los ojos vimos a Mariela lamiendo algo, y yo le dije ¿no se estará comiendo el porro no? Y nos reímos. Nos reímos porque era un chiste. ¿Cómo el perro se iba a estar comiendo el porro? No podía ser. Hasta que nos dimos cuenta que no, que no era un chiste. ¡Ese perro de mierda se había tragado el porro entero, no había dejado ni el papel! Estuvimos como media hora riéndonos, esperando que el perro empezara a volar, o que aparecieran duendecitos de colores y se pusieran a danzar a nuestro alrededor.

Nada de eso sucedió. Mariela se fue corriendo y dando saltitos por la orilla y nunca más la volvimos a ver. Y nosotros nos quedamos recostados bajo el cielo, bajo las nubes y la luna. Y yo te aseguro, y mientras te lo digo se me encrespa la piel, te aseguro que esa noche estuve en el paraíso. Eso, como te dije antes, era el paraíso, y lo era porque ella estaba ahí. No existe ni nunca existirá otro paraíso más allá del lugar donde ella esté.




domingo, 30 de marzo de 2008

Esquivando a los otros el miedo vino a mí.

Y el terror de estar solo, me alejó de mil cosas que amaba.

Ariel Minimal



Miedo



Miedo de peluquerías,

que me siguen hasta mi casa.


Miedo de los pactos que son para ser cumplidos.

Miedo de tarjetas de crédito

y supermercados

y carpetas que algún día ellos abrirán.



Miedo de ingenieros y curas y notarios.



Miedo de las palabras que engañan,

miedo de los hombres que las usan.
Pero más miedo de quienes no las usan por miedo a ser engañados.

Miedo de que el miedo sea cierto.

Miedo de ser leído y escuchado.

Miedo de no ser leído,

ni escuchado.



Miedo de mis amigos,

y sobre todo, miedo de vos.




Miedo de esto, que nunca es.






miércoles, 19 de marzo de 2008

el lado oscuro de la ruta


las palabras no hacen el amor

hacen la ausencia

Alejandra Pizarnik


No hay tiempo para poesía.

Dicen que ya no,

que no se puede

la poesía.

Pero sucede que el tiempo no existe,

y las palabras son siendo.

Y después se van.


Seremos la niebla,

Hasta que los relojes sean niebla.


Ya no son las palabras.

Son mucho más allá.

Son como uno mismo,

señalándose desde arriba

o desde el otro lado del espejo.

Son como atravesar la noche en un micro

dormido,

y despertar bebiendo sangre, con gusto a sangre.

Sangre roja como

sangre.

Sangre sucia, mía, de otro cuerpo.


Y la luna…

¿cuál luna?

La luna es de los gatos y los tejados,

de los enamorados

y las esquinas del barrio.



Esa…

esa no era la luna.

Era el rostro de una muerte desnuda,

herida.

Jamás vencida.



domingo, 2 de marzo de 2008




De la Verdad,
y lo mismo con las mujeres,
no pretendamos apresarlas.

Bástenos con acosarlas
y perseguirlas.

Que sólo así las poseeremos:
dejándolas escapar.

domingo, 24 de febrero de 2008



quede la impronta de tu vida sobre mi
por siempre.

domingo, 17 de febrero de 2008


El tuvo suerte. Más allá de los méritos personales, tuvo mucha suerte. Porque esa tarde la vio aparecer y supo que era el momento para intentar hacer algo, para sentir algo que valiera la pena. Y el momento indicado no dependía del tiempo, ni de la configuración astral o los designios de los dioses, no. Era ella misma el momento indicado. Con su pelo, sus ojos, sus labios y su sonrisa. Sí… su sonrisa, carajo.

Como de costumbre, no sabía que decirle. Empezó a tartamudear y le habló del sol y del cielo y los edificios de mierda que no nos dejan ver. Que los pedazos del cielo siempre recortados entre cables y edificios amarillos.

Siguió sin saber qué decir durante algunos días, hasta que una noche su mano –esa que tiene vida propia- empezó a hablar. Y tomó su mano, y la arrancó de las sombras y la llevó hasta el centro de la música. Después sus labios bailaron como bailan los carpinteros y las costureras, intentando reparar todo el mal del mundo. O al menos a intentar curar y coser algunas heridas, porque ya no somos tan adolescentes como para pretender salvar al mundo, ¿no? No, dijo ella, al mundo no. Pero creo que vos podés salvar mi vida.


Las palabras, siempre el mismo problema con las palabras. Que no sirven para decir sentimientos, ni siquiera para pensamientos. Pero son inevitables, salen como por boca de rana. Y hablan ¿pero qué dicen? Y gritan pero qué dicen. No sé que son las palabras, y él no sabe qué siente. Nadie sabe nada, pero todos hablamos, y nos decimos como si supiéramos nombrar lo que no existe. Que los sentimientos están en otro lado, y que si querés descubrirlos, problema tuyo. A las palabras las tenés que esquivar como flechas venenosas, porque engañan. Aunque él diga la verdad… miente.

¿Y ahora qué va a decir, que la quiere, y que la extraña? Sí, ¿por qué no? Si es verdad. Pero no, tiene que haber una manera más sublime para expresar esos sentimientos. Uno no puede conformarse con decir “te quiero” o “te extraño”. Desde que el hombre es hombre viene repitiendo esas frases con total impudicia. ¿Qué significa hoy en día decir “te quiero” mientras miramos con ojitos de tonto enamorado? Puede significar todo, o quizás nada. Lo mismo.


Todo esto pensaba él, una noche acostado con ella en la oscuridad de su cuarto. Pensaba esto y trataba de controlar su lengua. Esa lengua, que como la mano también tiene vida propia y a veces habla sola, y se desubica diciendo cosas como te quiero.


Ella sonrió.




lunes, 11 de febrero de 2008





ve lenta hacia mi

como un barco decidido

a no teñir su destino con el humo de relojes

y caléndulas marchitas de antemano


yo soy un pedazo de tiempo perdido en el mar

soy el que robó las guirnaldas a tu faro

y ahora las tira

al otro lado del mar


pero deberás entender que

el que te robe no me hace ladrón

ni el que me pierda te da derecho a buscarme

a encontrarme y después perderme

o dejarme varado en el oleaje de tus besos salados


cómo explicar con palabras explicadas

que el barco en el que hoy me viajo

partió ya mil veces en el futuro

en algún otro futuro tan ajeno a vos


exageremos nuestro amor y digamos que es amor

que existe

jueves, 7 de febrero de 2008

song 4u


a bel

yo te doy una canción

en el filo de esta noche

para que mañana el día

juntos podamos iluminar

que tanto sol de mentira

no se quede con tu luz

y sea pura energía

lo que me llegue de vos

cada noche con vos
es siempre la primera vez
de encontrar al amor rendido a mis pies

y hasta cuando con mi piel

desnudo el velo de tus sombras

y dejo marcas infinitas

que serán tu recuerdo

de mi


quiero buscar en vos
y naufragar adentro tuyo
y detener este tiempo en un eterno segundo

porque el unico más alla en el que

mi alma puedo concebir

es el que trasciende a tus puertas

dejame entrar

dejame ver

dejame ser

otra vez en vos

otra vez con

dios




yo te doy una canción

porque canción es todo lo q tengo

y si necesitás abrigo

con mi cuerpo te cubriré

nena cuando estoy con vos

el mundo parece recién pintado

nunca pierdas tu sonrisa

y yo por siempre a tu lado




miércoles, 6 de febrero de 2008

Esto está mal, no debería haber sido escrito, ni leído.
Charles Bukowski


Es raro, pero no puedo disfrutar de tu abrazo, me da lo mismo. Algo así me dijo, y yo me sentí un idiota. Un idiota porque nunca había abrazado a nadie, y porque pensé que en ese momento le haría bien un poco de ¿afecto? Entonces pasé mi brazo por sobre sus hombros, y le dije tranquila, no estés mal, yo te quiero… te quiero ver bien, mientras le secaba las lagrimas con la manga de mi pulóver. No sabía bien qué le pasaba, de hecho nunca lo supe, pero no debía de ser nada bueno. Lloraba un llanto frágil, y tenía los ojitos tristes, más que tristes, apagados. No me decía nada, sólo me escuchaba, o quizás ni siquiera eso. Estuvimos quince minutos así, quince minutos sentados en el cordón del Parque Chacabuco, pensando que lo mejor era no vernos más, que lo nuestro había sido un sueño absurdo, o una pesadilla, no sé, pero mejor terminamos acá, que así no se puede más, Lu, que si vos no estás bien yo no puedo estar bien, y así, durante quince o veinte minutos.





Hasta que me miró como se mira a un fantasma, y me dijo es raro, pero me da lo mismo que me abraces o no, mientras hacía un movimiento sutil, como insinuando que mejor sacame el brazo de encima, que en realidad no me da lo mismo, que me molesta, que me pesa, Diego, tu brazo me pesa. Yo no supe qué hacer con ellos, no sabía donde meterlos. Y desde ese día me pesan a mi, mis propios brazos, me sobran. Por ejemplo ahora, los veo ahí apoyados en el borde del escritorio, moviéndose torpes por sobre el teclado, como dos víboras traicioneras, ajenos a mi cuerpo. Me dan asco. Si no terminaran en dos manos me los haría arrancar. Sobre todo éste, el derecho, el que Luciana se sacó de encima, mientras me miraba impávida.





Creo que en el fondo eso es lo que más duele, la mirada. Esa mirada, era como una mezcla de resignación de vos no me podes ayudar, así que mejor salí, con lástima de sé que te estoy lastimando con esto, pero igual salí, y tal vez un poco de odio de a vos no te pasa nada, hijo de puta, todo te importa nada. Todo eso me gritaba con los ojos, con los labios inmutables, y con el gesto sutil, ese de salí de encima mío.





Y yo… ¿qué más podía hacer? Todavía me lo pregunto. Creo que lo adecuado hubiera sido cualquier cosa, menos sacarle el brazo de encima. Fue como decirle tenés razón, yo no te puedo ayudar, y aunque esto me lastime, en realidad, no me importa. Y me fui. Le dije chau Luciana, y me fui.





Pero me llevé su mirada conmigo, fue ella la que me la arrojó encima. Afortunadamente no habían piedras en esa zona del parque. Creo que la puso, a la mirada, digo que la puso donde nace la columna vertebral, cerca de la nuca, por ahí. Después fue moviéndose por todo el cuerpo, primero giró alrededor de mi rostro. Marchó por sobre mi nariz, como marchan los granaderos, o cualquier milico, da igual. El punto es que me pisoteó la nariz, con bronca. Atinó a meterse por los orificios nasales, pero de casualidad la saqué envuelta en mi pañuelo, el que tiene la D bordada, el celestito, el mío, sí. Y me la puse en el bolsillo. Era obvio que se iba a escapar, y cuando lo logró encaró directamente hacia la bragueta. Creo que se detuvo, fácil, unos 15 días ahí, posadita en mi bragueta. Yo no sé si era una ironía, o qué… pero la verdad es que no me molestaba. Ojalá se hubiera quedado ahí. Pero no. Tuvo que subir. Demasiado previsible, lo sé, y seguramente ella lo sabía también. Ahora creo que sí, que es verdad que a la realidad le gustan las simetrías, será por eso que en este momento hay dos ojos invisibles que me miran los brazos mientras termino de escribir e s t o . o





domingo, 3 de febrero de 2008

Habrá que desenvainar las espadas del texto,
y escribir una canción aunque no haya algún pretexto.
Andrés Calamaro






¿Quién necesita razones para cantar?



sábado, 26 de enero de 2008

hay cosas que no se pueden borrar, ni siquiera del blog.

domingo, 13 de enero de 2008



la noche se cierne sobre mi sombra.
apoya los coditos,
                            desnudos
                                           sobre el filo de mi orgullo
me mira
             mal,
                     y me pregunta
¿hasta qué punto pensás que podes atravesarme?
                                                           esta noche?
si vos y yo
                 somos la misma cosa
si vos,
          diego,
no sos más que una leve continuidad de mi sombra,
un tumor que crece debajo de mi cama
un accidente,
                 …un puro accidente.

un pedazo viscoso
entre humo y café negro,
entre ausencias
                      y soledades,
que me tortura hasta saber
que la noche y yo
                            somos la misma
                                                      nada.

el residuo de lo que ya nunca volverá a ser
una flecha arrojada al viento
que no vuelve
                     que no vuelve nunca
                                                                                               ¡punto!

ahora soy yo
                     diego
                              ésta pura negación
el inquisidor:
y con qué derecho te crees vos,
                                              noche,
para venir a cuestionarte
                                        los límites
                                                          de tus propias preguntas.

quisiera ser el refugio del no ser
quisiera ya no ver espinas en tu voz
quisiera pues hoy no quiero querer

                                                  quisiera serlo todo
                            pero ya no puedo ser                                                                    
                                                  nada más que yo…