jueves, 21 de junio de 2012

el viaje

Hay quienes dicen que la vida es un valle de lágrimas. También hay los que dicen que la vida es un juego y que vivir es jugar. Otros tienden a ver a la vida como una fiesta donde todos se divierten. Hay otros que tienden a ver, estoicos, a la vida como bella más allá de todos los problemas y pesares que se puedan presentar. Por otro lado, tenemos un antagonismo entre los que creen que la vida es siempre lo mismo, y los que creen que la vida es esencialmente cambio. Otros ven a la vida como lucha y conflicto, y otros como perfecta armonía. Finalmente están los que, si les preguntás qué es la vida se te reirían en la cara y te dirían que no saben, y te preguntarían qué opinás vos. Yo creo que pertenezco a este último grupo, pero si me insistís, si me preguntás de vuelta, te diría que la vida es un viaje. Y que vivir es viajar, en el tiempo y en el espacio. Que no importa tanto adonde vamos ni de donde venimos, sino por donde decidimos caminar, y con quiénes. Como todos sabemos, el viaje tiene sus idas y vueltas, sus retrocesos y avances. Y a veces para ir hacia adelante lo mejor es dar un paso atrás. Pero lo que importa es seguir caminando, o planeando un camino por donde andar. Ya sea sobre campos trillados o vírgenes. Hay tramos que tenés que cursar solo, en otros vas a tener compañía. Vas a subir, y después a bajar. Y luego de vuelta arriba. La vida es el viaje, y no hay ningún apuro por llegar.



domingo, 17 de junio de 2012

el libro

Yo tenía un libro -quizás deba decir que todavía lo tengo- que en el momento en que lo lei me pareció el mejor libro del mundo. El mejor libro del mundo significa que era mejor que todos los libros que había leido hasta ese momento, y que, además, era tan bueno que no podría nunca existir un libro mejor. Estaba bien escrito, la historia era fascinante y llegó a mi como suelen llegar las cosas buenas: de casualidad. El libro es enorme, tiene más de mil páginas, y tardé largo tiempo en terminarlo. Disfrutaba tanto cada una de sus páginas, cada uno de sus párrafos, que decidí -no se si fue una decisión deliberada o meramente inconsciente- que lo leería despacio para poder disfrutarlo más tiempo. Mientras leía ese libro no pensaba en ningún otro libro, no me interesaba leer nada más que ese libro. Fue una de las experiencias más agradables y felices que tuve en mi vida, haberme cruzado con ese libro.

Pero un dia di vuelta la página y del otro lado no había ya nada escrito. Me desesperé, pensé que quizás se debía a un error de imprenta. Faltaban páginas, no podía terminar así. El final no era malo, pero sentía que algo no cerraba. O quizás fuera simplemente la sensación de vacío que deja algo cuando se termina. Sentí nostalgia porque se había terminado algo que me hizo pasar momentos inolvidables. Pero también era consciente de que en las últimas páginas ya venía medio como hastiado. Yo, no el libro. Yo estaba hastiado, aburrido. Pensaba en otros libros, y hasta había puesto en duda de que fuera el mejor libro del mundo.

Ese libro me acompaño durante mucho tiempo, lo leía en la facultad, lo llevé a viajes, en parques, cafés o en mi casa. Lo tenía siempre conmigo, y cuando me lo olvidaba sentía que estaba perdiendo el tiempo, que lo que tenía que estar haciendo era leer ese libro. Y cuando lo terminé me di cuenta que iba a ser dificil, o imposible, encontrar otro libro igual. La forma en la que actué fue, en cierta medida, contraproducente. Decidí olvidar ese libro y tratar de reemplazarlo por otro, por un libro cualquiera. Entonces agarré el libro y lo guardé en la biblioteca. Más que lo guardé debería decir que lo sepulté. Lo escondí detras de otros libros viejos, en un estante de arriba. Y empecé la lectura de otro libro, no importaba cual. Pero todavía no había leido seis o siete páginas -a la ocho no llegué, seguro- que ya me había aburrido. Dejé el libro nuevo en la biblioteca y saqué otro, y así varias veces, hasta que me dije que no tenía caso, que lo mejor era no leer más por unos meses, hasta que realmente tuviera ganas de entrarle a otro libro, a otra historia. Y así fue como comencé a frecuentar otras musas y otras malas-artes. Lo que yo pensaba era que tenía que olvidarme del libro, en la medida de lo posible, para, en algún futuro lejano, poder releerlo y disfrutarlo casi tanto como la primera vez. Y así fue, lo olvidé completamente. Pasaron casi dos años desde que decidí dejar la lectura, hasta que el sábado pasado mientras miraba vinilos de bandas viejas en una librería de Corrientes me encontré, de pura casualidad, con otro libro del autor del mejor libro del mundo. Dudé bastante sobre si comprarlo o no. No lo compré, y tomé el colectivo en Rodriguez Peña y volví casa.

Cuando entro al cuarto me encuentro con todos mis discos, revistas y libros desparramados por el suelo. Inmediatamente me di cuenta qué había pasado: había dejado al gato encerrado y se había desesperado por salir, y al no poder, me había destrozado el cuarto. Puse un disco viejo de los viejos Rolling Stones, me serví un buen vaso de wisky, y me puse a ordenar. Después de dos horas terminé de acomodar, todo todo en su lugar. Pero me faltaba algo. No había visto al mejor libro del mundo tirado en el suelo, ni desparramado entre los otros libros. Miro hacia la cama y el libro estaba ahí, no se como, no se que voltereta del destino, o de mi gato (abro paréntesis porque siempre me incliné a pensar que mi gato conoce el destino, el mio al menos, a la perfección), había hecho que el libro cayera justo encima de mi cama. Lo agarré y lo empecé a mirar. Y aca viene lo más increíble de todo: leí el primer párrafo y mientras lo leía no sentía estar leyendo un libro conocido. Ya se, es raro, pero últimamente muchas cosas son raras por mi barrio. No recordaba ni una sola palabra. No era como releer algo, sino como leerlo por primera vez. Otra vez, por primera vez. Lei, lento, sin entender demasiado qué estaba pasando, una o dos páginas, hasta que me quedé dormido con el libro en las manos. Mientras dormía soñaba que leía el libro, y me despertaba temiendo que fuera solamente un sueño, pero no, el libro estaba ahí. El mismo libro, pero distinto. Otro libro, pero igual.

Yo no se cuánto tardaré en terminar de leerlo, esta vez, ni siquiera se si es que algún día terminaré de leerlo, o si seguiré leyéndolo. Pero, a veces la vida juega con nuestro destino, y con las casualidades, y nosotros no tenemos más que asumir nuestro carácter de dados girando en un tablero. A veces ganás, la mayoría de las veces perdés. Pero a mi lo único que me importa es que el hazar volvió a ponerme el/un libro que me dan ganas de leer. Un libro que había dado por perdido. Acaso lo haya recuperado puesto no es el mismo libro, y porque sé que lo voy a poder leer otra vez. Quizás la historia sea distinta -de hecho, estoy seguro que la historia va a ser distinta. No puede repetirse la misma historia en dos libros distintos, aunque sean el mismo libro y haya pasado el tiempo desde la primera lectura. Pero es realmente el mismo libro? No puede repetirse. Pero, y si hubo un cambio, fue el libro el que cambió? o fui yo? o las dos cosas? Imposible saberlo de momento.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Psicólogo de objetos

Tengo este amigo, Andrés. Es psicólogo (puede que sea psiquiatra, no recuerdo si es un sanatero que puede medicar, o si simplemente es un sanatero). El caso es que desde que se recibió de psicólogo (o de psiquiatra, ya dije que no recuerdo) atendió una buena cantidad de personas, (también atendió algunas viejas) hasta que hace un tiempo se cansó de los problemas de la subjetividad humana, y decidió colgar en su puerta un cartelito que dice "terapia objetual". Ya no atiendo sujetos, me explicó, ahora atiendo objetos. Objetos! Psicólogo de objetos! Ok, dije, esto confirma mi teoría de que los psicólogos están más locos que sus pacientes. Que te vaya bien, Andy. Y me fui a mi depto, que está un piso debajo de su consultorio. Cuando bajaba me crucé con un teléfono viejo (de esos con la rosquita para discar). El teléfono me preguntó por Andrés Rosenfeld. El psicólogo de objetos, dijo. Un teléfono, que según me enteré al otro día, sufría de autismo. Desde ese día no paro de ver objetos tales como pozos depresivos, relojes ciclotímicos, preservativos con problemas de autoestima, espejos narcisistas, péndulos bipolares, almanaques con trastornos de ansiedad, despertadores con insomnio, diarios y revistas (especialmente de la corpo mediática) mitómanos, disfraces esquizofrénicos, rascacielos con vértigo severo, consoladores impotentes, jeringas drogadictas, avenidas agorafóbicas y afiches y volantes del PO con serios problemas de delirio.

Pero la gota que colmó el ánfora fue lo que vi hoy... Acabo de compartir el ascensor con un llavero de jaimito con Síndrome de Tourette! Mierda puta carajo conchitumadre!!


domingo, 29 de mayo de 2011

La noche está empañada
habrá que tapar el agujero
el día se fue en un coche blanco
mañana vendrá un día nuevo.



y la letra sigue sin aparecer. donde encontrar las palabras que faltan?? donde quedó el verso perdido??

A ver, qué voy a hacer?
para sacar adelante este funk
voy a empezar a vivir
(porque tengo) muy poco que decir.

jueves, 24 de marzo de 2011


¿qué es un recuerdo
algo que tengo
o algo que perdí?

martes, 25 de enero de 2011

ciego de verano 5 (ciego de dios)

No sé si Dios existe. Lo más probable es que no exista un carajo. Pero también puede que sí. Como sea, no importa. Existe el amor y existe la música, dos cosas infinitamente mejores que Dios.

viernes, 21 de enero de 2011

ciego de verano 4


y nací y soñé y viajé y lloré

señora fuhrer
muy alto en el cielo
haciendo aladeltas
dividiendo
o vueltas carnero
cuidado, no vaya a caer
en medio del desierto de mar
donde no hay más que arena
y arena y arena y arena
o en el asfalto de arena
donde no hay más que arena
y arena y arena y más o menos arena

o bajo la lluvia de arena
de la arena blanca como la arena blanca de allá
y/o la sal blanca de acá al norte
o/y de acá adentro
bien adentro

si fuera vos seguiría en la luna
o viajaría hasta la nueva constelación
esa que cambió todo el horóscopo
(así que ahora soy de géminis
--------------------- ¿tendré entonces dos caras?
¿ y no más caparazón de cangrejo que camina chueco ? )
a algún lugar así
lejano, inexistente
pero no volvería más
a la calle
miraría directo al sol
y buscaría otra igual a vos
igual a vos
igual a vos
o a cualquier otra

ya no importa

miércoles, 19 de enero de 2011

ciego de verano 3



"COS PEOPLE BELIEVE THAT THEY´RE
GONNA GET AWAY FOR THE SUMMER"


Buenos Aires en enero es otra ciudad. Es como una ciudad extraña para sí misma y para sus propios habitantes. Para los que se quedan acá. Porque los que están de gira por el mundo deben creer que Buenos Aires sigue siendo igual a la Buenos Aires que ellos abandonaron. Que Buenos Aires sigue siendo Buenos Aires. La misma ciudad donde pasan el resto del año. Pero la verdad es que Buenos aires en enero es una ciudad exótica. Quedarse acá es otra manera de viajar. Más barata, más compleja que simplemente subirte a un avión y jugar a ser un cosmopolita durante quince minutos.

No se bien por qué, pero esta ciudad me pega en algún lugar adentro. Como dice Andrés, Buenos Aires es mía, me la quedo con toda su porquería. Aunque no sé. Buenos Aires no es mía. No es eso. No es tanto una relación de propiedad como de identidad. Buenos Aires soy yo, y me la quedo porque me quedo conmigo.

Hoy, por ejemplo. La lluvia de esta mañana. Caminar la Plaza de Mayo con esa lluvia cayéndome. Mojándome el alma que creía herida. Lloverme a mi mismo. No está mal eso. Hablar con la gente, con gente cualquiera. Ver los mismos lugares desde otro lugar. Ver el mismo cielo, desde otro cielo.

Bueno, pedazos de cielo. Desde acá sólo podés ver pedazos de cielo. Viñetas de cielo, fragmentos. Para ver cielo tenés que ir a campo. A la pampa. A esa pampa que es ya una extensión infinita de Buenos Aires, o viceversa. Porque... quién puede decir exactamente dónde termina la ciudad y empieza el campo?? Según Bioy esa transición ocurre a pasos de la Plaza San Martín (lo dice en "Historias de Amor", en el segundo o tercer cuento). El místico Martinez Estrada sabía decir que en realidad no hay diferencia entre pampa y ciudad. Que la pampa palpita bajo el cemento de la nueve de julio, bajo los asientos del Colón. Scalabrini, algo parecido.

Así que si querés ver el cielo, y no meros pedazos recortados por edificios y cables y antenas, andate al campo. O sino también podés intentar trepando hasta la terraza del rascacielos más alto de la ciudad. Desde ahí arriba vas a ver cielo y náda más que cielo. Vas a estar tan alto, tan cerca del cielo que con sólo estirar el brazo vas a poder alcanzar el tapón del cielo, que es el sol. O la luna, no se bien. Bueno, no importa. Te vas a dar cuenta. Y cuando estés ahí, con el piolín del tapón del cielo en la mano, tirá, tirá bien fuerte, tirá con todas tus fuerzas y sacalo. A ver qué pasa.

domingo, 16 de enero de 2011

ciego de verano 2




"Perdón por la tristeza..."


No se puede vivir en piloto automático. Esa fue la última lección que aprendí - y si vamos a ser sinceros, no la aprendí solo. La vida no es como un avión. No podés marcar el rumbo y ponerte a leer un libro. Tenés que prestar atención porque si no puede suceder que cuando mires por la ventanilla te estés yendo a la mierda. Y cuando digo prestar atención quiero decir que cada día tenés que enderezar el timón. Porque aunque no vayas con un rumbo fijo, el timón lo manejás vos. Hacete cargo y agarralo firme. Si lo soltás y te confias a la suerte... te la vas a terminar pegando. Y va a doler.

Soy porteño, pero los domingos prefiero no ejercer. Los domingos en Buenos Aires son jodidos, azules, grises. Viste cómo se largó hoy... Me agarró volviendo a mi casa. Había salido a dar una vuelta después de almorzar. Tuve que entrar a un bar para no mojarme. Me tomé un café mientras miraba el parque. Estaba tan vacío, tan humedo. Y yo estaba tan triste, tan pensando en ella. Me acordé de ese tema que dice "quién está preparado para ser un chico abandonado...

Cuando volví a casa vi una peli. El viejo y el mar. La novela es genial, la peli no está mal. Pienso en un amigo que hace mucho no veo. En medio de su melancolía le gustaba mirar películas que trataran sobre desastres, muertes, pérdidas, torturas. Sufrimientos humanos más concretos que los suyos que aliviaban brevemente su carga. El tipo se aburría y confundía el aburrimiento con la angustia. Conmigo no funciona, y la tragedia del viejo es también mi tragedia. Cada vez tengo más canas.


lunes, 10 de enero de 2011

ciego de verano




"I woke up this morning
got myself a gun"



Estás viendo Los Soprano, tu nueva serie favorita. Está muy bien hecha y te sirve para olvidarte del calor, las cucarachas, y del vacío. Hacía mucho que no te quedabas enero en Buenos Aires. Hace, por lo menos, diez años que te venís escapando del enero porteño. Siempre vas a algún lugar. Adonde sea, pero te vas. Cualquier sitio es mejor que este. Pero este año no. Este año preferís pasar una temporada en el infierno, llenando el tiempo, vaciándolo. Matándolo. Te anotás en el gimnasio, en un curso intensivo de alemán. Empezás terapia. Escupís canciones. Todas tristes, ninguna demasiado buena. Lees libros de 700 páginas en 1 semana, como Bomarzo o Por quién doblan las campanas. Hay tanto tiempo que ocupar, tanto espacio que llenar, que te sentís agobiado. Tan agobiado que esta mañana cuando se largó a llover saliste de la clase de alemán y te paraste en medio de la calle mirando al cielo. Sintiendo las lágrimas por dentro, pero sabiendote incapaz de largarlas. Ni siquiera llorar podés.

Estás viendo Los Soprano y te divierte ver cómo Tony llena de agujeros el cuerpo de una rata, de un alcahuete. Nada peor que un alcahuete, decía Borges. Tenía razón. Creo que si existiera un paraíso, habría lugar para asesinos, para chorros, y puede que incluso para violines. Pero no para los alcahuetes. Tony Soprano sabe que al alcahuete hay que eliminarlo, incluso si es su mejor amigo o su hermano. Y lo elimina con sus propias manos. Y después zafa de la cana, porque la serie anda bien y no da que el protagonista caiga en cana con perpetua o lo maten.

Estás viendo Los Soprano con un olor a chivo terrible. Hace un rato volviste del gimnasio y te dio fiaca bañarte, y ya es de noche y de noche no te gusta bañarte. Llega la comida y comés sin hambre, y tus viejos ponen Gran Hermano, y vos no ves la hora de irte a vivir solo. A fin de año, pensás. Quizás el próximo.

Es enero y se derrite Buenos Aires, y vos estás viendo Los Soprano. La esposa de Tony está cocinando para él. Le gusta escuchar a Andrea Bocelli mientras corta la cebolla para la salsa pomarola. La mina llora. Llora por la cebolla, y porque sabe que Tony tiene una amante. La canción es esa de "Con te partiro". Cuando termina el capitulo la buscás en YouTube y la escuchás un par de veces. Después prendés la radio. No es la radio de rock que escuchás siempre. Es una radio cualquiera. Pasan pop, clásicos de los noventa. No está tan mal.

Estás escuchando la radio y te acordás de la última piba con la que estuviste. Fue hace unas semanas, la conociste después de cortar con tu novia, y la invistaste a salir sin pensarlo demasiado. Necesitabas llenar el tiempo, ocupar espacios, casilleros que habían quedado vacíos. Prendés un Parissienne y te colgás mirando el humo salir por la ventana de tu cuarto. No hubo mucha onda con la piba, la viste un par de veces y después se cortó. No te importó. De hecho, hace tres meses que nada te importa demasiado. Que nada funciona como debería. Que nada sucede como vos esperás. Sos como el Rey Midas, pero al revés: todo lo que tocás se pudre. Nada te sale. Tampoco podés llorar, ya dije eso.

Estás escuchando la radio y te ponés a pensar en tu ex novia. No entendés si fue ella la que te dejó a vos, o si fuiste vos el que hizo todo lo posible para que ella te dejara. A veces la extrañas, y todo se transforma en una nébula, en un sueño. Como cuando falleció Kirchner y fuiste a la plaza, con ella, y todo parecía un sueño. La realidad tomaba otra textura, otro espesor.

Estás escuchando la radio y te quedás medio dormido en el sillón. Tomaste tres vasos de whisky y tenés una sensación de levedad, de ligereza. Reconocés una voz lejana. Una voz que viene como de otra habitación. Escuchás una melodía. Seguís medio dormido y te das cuenta de que lo que reconocés es una canción. Una canción que cantabas con ella. Bueno, que ella cantaba y vos tocabas en la guitarra. Y te acordás, empezás a recordar cosas. Los primeros besos en Barrancas de Belgrano. Los paseos, los viajes. Todos los planes que murieron en la nada. Pero no vas a escribir la historia de lo que pudo haber sido. Y ya no quedan recuerdos que no duelan. Volvés a llenar el vaso, y cuando la canción termina apagás la radio, te secás los ojos y te vas a dormir.

lunes, 8 de noviembre de 2010



una estrofa voy a dedicarte
mientras vuelco vino en tu tatuaje
todavía esa herida me quema
y me provoca un ardor severo

hoy me puse mi mejor traje
y no había ningúna fiesta
la verdad todavía te quiero
no me importa lo que te parezca

voy a cantar hasta entrada la mañana
voy a durar hasta que cierre la cantina
y si nadie me quiere en argentina
me voy a san cristobal de las casas

ac.

sábado, 23 de octubre de 2010

Hermeneutica del rock


Parafraseando a Nietzsche podemos decir que no hay canciones, hay interpretaciones. Tengo ganas de decir algo sobre uno de los temas más exuberantes del rock en español: Bendecida, de HdS. A simple vista parece una historia de amor. El primer eslabón de la trilogía que culmina con La chispa adecuada. Pero veamos si no hay una vuelta de tuerca posible, escondida entre esos acordes distorsionados.





Bendecida


si la primera mirada es la que vale
- esto ya lo enseñan las madres -
recuparé la cordura
hacia una fosa común, cosidos a preguntas.



La primera mirada vale, claro que sí. No es "LA" que vale, pero sí es una aproximación axial, la base de lo que después construiremos. Lo que aquí queremos construir es el edificio del amor, del sexo, de la pasión, de la alegría y de la tristeza, de la vida y la muerte.

Un amor a primera vista (algunos hombres creemos en el amor a primera vista, pero lo llamamos de una manera un poco menos romántica y más hormonal) puede devolvernos la cordura. La cordura de dejarnos fluir hacia la locura. El loco y el cuerdo, cuando enamorados, son el mismo.

Hay dudas, interrogantes, preguntas. El amor es así, incierto. Las certidumbres no van de la mano con el amor. El amor es temor de perder, y acabar en una fosa común. Asedio de preguntas.


agrio es el sabor de la noche en abandono.
será el día en que inicie el retorno.
me estorba la memoria,
los sentidos me distraen y se equivocan.


El abandono es lo más parecido a la muerte que podemos sentir. Es un ensayo de la muerte. Pero no importa, porque estamos envueltos en una relación tempestuosa, desde la que retornaremos a la vida. La memoria, los sentidos, la realidad, todo eso no nos importa. Vivimos en un mundo alucinado. El amor es la droga. Los enamorados están dopados. Y si al coctel químico que libera el enamoramiento sumamos ciertas sustancias, todo se torna aun más interesante. La realidad ya no es la que percibo a través de mis sentidos. La realidad es lo que solo yo siento.


en las aguas de la certeza
nos hicimos la promesa de las aguas de pokara,
"y el perfume que emane del sexo
se fundirá en nuevo grito".



La promesa la hacen los cuerpos, y sus palabras son los placeres. Y, en realidad, en las aguas de la certeza abundan los naufragios. La única forma de no naufragar aquí es aferrarse a un cuerpo. Encontramos una única respuesta a las preguntas que nos asediaban al principio: el sexo y sus perfumes.


nunca he confiado en los labios muy finos,
de ellos huyo como un fugitivo.
y amansas el oleaje
que rompe contra mis venas, purificas el aire.


Las mujeres de labios finos son mentirosas. Nosotros también. El amor es una mentira. Parece que volvemos a tener dudas. El amor es una mentira, sí, pero es una mentira que vale la pena ser creída y vivida. Nos reconciliamos con el mundo, con los labios finos. Esta dialéctica es permanente. Huyo para luego dejarme amansar.


de las brasas de una constelación
al mundo perecedero,
bendecida fue la causa de mi fortuna.
y de la tierra perdida en la infancia
al mundo perecedero,
bendecida fue la causa de mi fortuna



Hubo fuego, la constelación fantástica que fundió dos cuerpos ha quedado reducida a brasas. No hay mas remedio que volver a esta realidad sensible, sucia y perecedera. Pero el fuego que alguna vez existió ilumina la mugre del mundo. Es una especie de luz que dejamos encendida en el tunel de nuestra vida, y que ilumina, con luz tenue, nuestro camino. Es la única manera de darle sentido a nuestros días.

El paraiso perdido de la infancia son los primeros momentos del amor. Cuando uno se vuelve adulto anhela aquellos días donde la mayor preocupación era ganar un partido de fútbol. De la misma manera, el amante anhela el paraiso perdido. El amor no dura para siempre. Vivimos en un valle de lágrimas, y más vale ser conscientes de este hecho del mundo. Solo así aprendemos a valorar los momentos fugaces de felicidad que la vida nos regala.

No lamentamos el dolor. Bendecimos la causa de nuestra fortuna.


algo que no me han consentido
y que ahora busco entre tus huesos,
algo que desde tan lejos
creí que no era,
creí que no era mi estilo.


El final es siempre fatal e inevitable. No es divertido buscar entre tus huesos. Pero es un sacrificio. También es un deseo de ser correspondido. De ser reconocido. Un deseo de otro deseo.


cuando abandones tu sueño
sabrás que has muerto
y los gusanos siempre están hambrientos.
oriente no cree en el sarcasmo
que antaño nos gobernó,
soy el león domado.


Los gusanos es la muerte, es claro. La muerte en vida de los muertos vivos que ya no sueñan. De los que han anulado su deseo. Los gusanos son una amenaza, y tarde o temprano deborarán nuestro cuerpo. Eso lo sabemos. Pero depende de nosotros evitar que empiecen a hacerlo mientras aun estemos vivos. La unica manera de mantenerse con vida es soñar. Pero no soñar en un mundo ficticio, ya no vivimos en la fantasía. Ya estamos en el mundo sensitivo, perecedero. Pero de todos modos soñamos.

No se trata de anular el deseo, como algunos orientalistas occidentales pretenden. El león no pasa veinte años mirando su propio ombligo para llegar a la anulación del yo. El león domado no reniega de su deseo, de su instinto, de su animalidad. Lo reconoce y lo satisface, tantas veces sea necesario. Vivir no es mantenerse respirando. Vivir una vida vital es expandir el propio deseo.

Afortunado aquel que pueda vivir una vida en expansión constante, por doloroso que pueda resultar.

sábado, 5 de junio de 2010

It´s only Bob Marley

Uno. Primero ubiquémonos; estamos en Antigua, Guatemala. El hostel se llama "Los cinco caminos". Lo encontramos después de llegar desde Chiapas. Estamos muertos de frío, de cansancio, y de hambre. Sólo queremos un lugar para descansar. Agua caliente para el mate y una cama para dos.

Dos. Los cinco caminos es el único hostel que encontramos con habitación para dos. Ya son las once de la noche, y no da seguir buscando. Arreglamos el precio con Elina sin siquiera mirar el cuarto. El dueño, un rasta beliceño, nos aclara que las puertas no se pueden cerrar con llave y que no se da desayuno. No importa, por ocho quetzales no podemos pretender demasiado, che, le digo a Elina, y atravesamos el pasillo hasta el fondo, donde están los cuartos.

Tres. Como nucleando a los cuartos hay una especie de bar. Tiene una barra de madera, una o dos mesas en lo que sería el patio de la casa, ron Flor de Caña, cerveza Toña (la mejor cerveza de Centroamérica. Suave, ligera. Parecida a la Stella Artois, si querés). Hay gringos borrachos, una computadora donde la gente pone la música que quiere. Hay marihuana. Además, el tipo que atiende es igual a Keith Richards en Piratas del Caribe, y se hace llamar El Chill Out. El Chill Out es un tipo muy copado. Nos recibe con un vaso de Ron para cada uno, y nos dice que después de acomodarnos salgamos a tomar algo más.

Cuatro. El cuarto es poco más que una pocilga. Humedad, mugre, restos de comida sobre la cama. Dejamos las mochilas y salimos a tomar cerveza y escuchar música. Pegado al monitor de la compu hay un cartel que dice que la música que suena, suena por alguna razón. Y que la única regla del Chill Out es no sacar ninguna canción que se encuentre sonando. Se pueden agregar todas las canciones que uno quiera a la lista. Pero una vez que una canción empezó a sonar, debía dejarse hasta el final. Me pareció una regla excelente.

Cinco. Nos sentamos en la barra. Pedimos unas Toñas y fumamos porro con el Chill Out y dos turistas danesas. El ambiente es muy bueno. Realmente nos sentimos bien. Por fin logramos relajarnos después del viaje desde Chiapas. En la computadora suena Pink Floyd, Shine On You Crazy Diamond. Cierro los ojos y me dejo llevar por la guitarra de Gilmour, por las risas lunáticas de Waters, por ese blues psicodélico que desde pendejo me vuela la cabeza. Descubro nuevos sonidos en la música. Es increíble, hace más de quince años que escucho a estos tipos y cada vez descubro nuevas sonoridades. Pink Floyd es como Gardel, que cada día canta mejor. Pero no es que Pink Floyd suene mejor, sino que el que mejora es uno al escuchar. Los tipos te educan el oido, te enseñan a escuchar. Te vuelven más complejo y más apto para gozar con su complejidad, que no tiene límites. Bien por Pink Floyd, y por el gringo que puso Shine On en la lista del Real Player.

Seis. En las paredes del patio hay una serie de dibujos y pinturas. Pero hay uno en particular que me llama la atención. Es un mural, una especie de reproducción libre de la imagen de el ermitaño del tarot. Parecido en algún punto al dibujo de Zeppelin IV. Los ojos, la mirada del viejo. Muy bien lograda. El rasta beliceño nos cuenta que lo hizo un francés. Dice que fue hace dos años, cuando acababa de abrir el hostel. El tipo me pidió permiso para pintar una pared, y claro que le dije que sí. Pero le aclaré que no podría pagarle nada Dijo que con algo de vino blanco sería suficiente. Después se instaló en el patio con sus cosas y se puso a pintar. Yo pensé que haría un buen trabajo, tu sabes, algo normal. Jamás pensé que saldría con ESO.

Siete. Siento que hay algo que no encaja en esta atmósfera. Algo molesto. Me doy cuenta que es la voz de Steven Tyler que sale de los parlantes. Era obvio que había sido Elina la desubicada. Si hay algo que no es Chill Out, son los alaridos de este tipo. Me fijo en la lista de reproducción y hay cinco o seis temas de Aerosmith. Y encima después venía algo de Bon Jovi y un tema horrendo de Kiss. Terrible. La miro y le pregunto por qué ponés esto. Me dice que cuál es el problema, cada uno pone lo que quiere, siempre que cumpla con la única regla del Chill Out. Bueno, al fin y al cabo tenía razón. La culpa es del Chill Out por tener esa música en su computadora, y por tener una sola regla.

Ocho. Agarro la computadora y me pongo a investigar qué música tiene. Me sorprendo al ver bandas como Viejas Locas, Aquelarre y Massacre Palestina. El Chill Out explica que tiene la música de todo el mundo que ha pasado por el Chill Out, porque pasa los temas de los aparatos de mp3 de la gente a su computadora. Me pregunta si nosotros tenemos un reproductor de mp3 para pasarle nuestra música. Pero no, no tenemos. Dice que le gusta la música de Argentina, que le gusta el tango. Gotan Proyect, dice. Eso no es tango, pienso yo, pero bueno, le digo que sí, que a mi también. Dejo de escucharlo y elijo un par de temas de Bob Marley. Natural Mystic, Concrete Jungle, Jah Live, Burnin and Lootin. Satisfecho, le pido otro vaso de ron y me tiro en una hamaca paraguaya. Apuro el ron mientras intento abstraerme del ruido. Le doy un par de secas a un porro que Elina me trae. Cierro los ojos

Nueve. Logro dormitar un poco. Cuando despierto lo que suena es Kiss. Ya no queda nadie en el patio. Tampoco veo a Elina. El Chill Out está ordenando un poco. El rasta beliceño lo ayuda. Están en silencio, acomodando botellas y vasos y ceniceros.

Diez. Cuando termina el tema de Kiss el rasta le pregunta al Chill Out si puede cambiar that damn music. El Chill Out no responde, pero parece asentir con la cabeza. Se acerca a la computadora. Mira la lista de temas. Sonríe. No problem, it´s only Bob Marley.

miércoles, 14 de abril de 2010

Heroes del Silencio - El Espíritu del Vino





Después del disco de Mazzy Star, una especie de joya perdida en algún cajón, en algún altillo, hoy vengo con un disco que siempre estuvo ahí. El espíritu del vino es un disco que -supongo- todos conocen y que -casi- todos aprecian. Uno de los mejores del rock en español. Además, tiene una de las canciones más gloriosas que se hayan escrito nunca: Bendecida. Me recuerdo a mi mismo navegando por el Lago Argentino, allá en Santa Cruz, gritando a los vientos y glaciares cosas como "!los sentidos me distraen, y se equivocan!" o "cuando abandones tu sueño sabrás que has muerto, y los gusanos siempre están hambrientos".

Enjoy..

http://depositfiles.com/es/files/36mnfnepv



Pd. Espero no me caiga encima la CIA y el FBI por andar incitando a la piratería...

lunes, 12 de abril de 2010

Mazzy Star - So Tonight That I Might See






En 1993 deben haber confluido simultáneamente varios fenómenos cosmológicos, metafísicos, sobrenaturales y/o divinos, que provocaron una masiva salida de discos de puta madre. Este es uno de ellos. Yo no soy de andar recomendando cosas, pero deberían escucharlo.

aprovechen: http://rs571.rapidshare.com/files/156660169/Mazzy_Star.rar

viernes, 13 de noviembre de 2009

Recuerdo cierta fiesta en la terraza de casa. Había música, también cerveza. Alguien había cocinado unas pizzas. Yo hablaba con un amigo. Se llamaba Leónidas. Hablaba entonces, con leónidas, sobre autos. Que Chevrolet, que Fiat, que Ferrari, que Lamborghini... La novia de Leónidas, cuyo nombre no recuerdo, pero, pongámosle por caso, se llamaba Victoria, nos grita "qué raro ustedes dos, siempre hablando de fierros". A lo que yo respondí "no nena, hablamos de poetas. Poesía, entendés"

Nos reimos un rato, y mi amigo sugirió que era una situación muy literaria, o muy rutera, no recuerdo. Fue hace varios años ya.

Sucede que esta tarde falleció Leónidas, mi amigo. Tenía 82 años.

Le decíamos el saboteador arrepentido, pero no pregunten por qué, también se me olvidó.

domingo, 9 de agosto de 2009

llanura



Buenos Aires no existe. No es joda, esta ciudad es la nada. Una nada que da sus frutos, que vive y late y crece, pero que es nada al fin. El alma de la pampa. El centro neurálgico de una imposible llanura, de una llanura dilatada que nace y muere en el mismo sitio. Que continúa el océano hasta perderse en los pliegues de una cordillera en la que nadie cree porque nadie ve -pero San Martín la cruzó a caballo. Lo único que se ve es la pampa, con su horizonte perpetuo, poblado de imágenes y fantasmas. La ciudad es una ilusión óptica que engaña el hombre que la crea y le cree. Uno no puede moverse del desierto. Sí puede caminar, pero siempre permanecerá inmovil. Aquí no se avanza, no se retrocede. A cada paso el centro mismo del desierto se mueve con nosotros. Pero tampoco hay arraigo en este permanecer inmóvil, no hay raices ni semillas. La tierra es una farsa. Resultó fértil para el trigo y la soja, pero no para el hombre. La superficie visible es un espejismo bajo del cual solo hay sombras eternas. En México por lo menos subyace un cementerio. Una ciudad construida sobre otra ciudad muerta, asesinada Tenochtitlán. Buenos Aires fue edificada sobre el no-lugar, y espera cada noche para moverse, ignorando que todos los sitios son el mismo. No hay historia en el desierto. No hay posibilidad para el proyecto humano. La geografía normal predispone al hombre a fijar la visión en lo más cercano para luego expandirla hacia lo más lejano. En la pampa lo más cercano es el horizonte, el ensueño. La imagen del futuro. La imagen. Uno levanta la vista y se siente aturdido de tanto espasmo natural. Uno levanta la vista y trata de encontrar algo, lo que sea. No Trapalanda, ya ni siquiera buscamos tesoros. Soñamos tan solo con encontrar un mísero poste de luz donde detener la vista, y proyectarnos. Pero lo único que responde a nuestra mirada es el horizonte, el abismo. El desierto que nunca deja de crecer. Y así el paisaje se desliza lenta pero irremisiblemente hacia la muerte, y con él, nosotros.

domingo, 26 de julio de 2009

poema con postdata calamar

son las tres
y mi café se enfría

embalsamados despojos del día
pernoctan debajo de mi catre
son criaturas abandonadas
que se niegan a beber el jade de ensueño
y a viajar con el pasaporte lleno de sellos
o un peine en la mochila


el café se enfría entre mis manos
y afuera un gato chilla
o será una mujer maya que grita
cuando se la traga la oscuridad
y el cielo ruge en su negrura
de sangre y ejército
en cada esquina

mientras
yo clavo la punta de mi lápiz
en el pecho del día
y entro navegando
por el agujero que dibujo
en el mapa de mi almaherida


ahora llueve en la ciudad
se despereza la mañana
entre las ruinas de pakal
y una pestaña bien peinada
perfuma la mañana
y la piel de un jaguar
pintada de mezcal
y de tequila

hoy dejamos méxico
señores
hoy cruzamos la frontera
que guatemala nos espera!!



palenque, chiapas
2009




pd: el gato aun grita y el café sigue enfriándose
pertinaz
como andrés
que está de vuelta en buenos aires
y piensa que son las tres
pero son las nueve
todavía

martes, 7 de julio de 2009

fragilinvencible



llueve un domingo gris en buenos aires, y el hombre cierra sus ojos. pobre tipo, miralo. te parte el corazón. tiene la boca llena de piedras, intenta escupirlas pero cada vez le entran más. ahi parado, solo contra el mundo. mezcla estoica del eternauta, roland y roberto arlt. la estupidez y mediocridad son sus eternos molinos. un caballero de capa y espada que sabe filosofar a las puteadas. un tipo asi nunca pierde. y eso que a los cuervos no le gustan los globos (y un corazón no se endurece porque si).

el tiempo se derrite como el granizo sobre el césped, y lo demás no importa. el barco naufraga frágil en el océano verde. el hombre suelta el timón. se sienta, reposa su cabeza, cierra los ojos. sabe con el demiurgo de platón que el tiempo alberga todo retorno posible. el barco naufraga pero, invencible, no se hunde. por los párpados cerrados se filtran las primeras gotas. en buenos aires sigue lloviendo, y encima es domingo.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Navidad en Trinidad


Porque hay experiencias que quiero conservar. Porque la memoria es un mecanismo imperfecto y traicionero en el que no puedo confiar. Y porque tengo recuerdos que prefiero guardar. Por eso escribo.
Escribo para guardar la arena que se escurre entre mis dedos. Escribo para retener al agua que se filtra por los agujeros de mis manos. Y aunque una vez escrita esa misma arena oscurezca su caribeña blancura, y las palabras enturbien la transparencia de las aguas, creo que la única manera de que permanezcan, agua y arena, es escribirlas.
Aunque bajadas a palabras, degradadas, en imperfecto modo, y hasta ultrajadas… seguirán siendo. Ya eso me basta.


Trinidad

Esperábamos la guagua que nos llevara a Playa Ancón. Parados bajo el pleno sol del mediodía en una esquina empedrada de Trinidad, que parece haber detenido el tiempo en el siglo XVI. Ciudad pirata, sirvió de refugio para bucaneros, corsarios y filibusteros. Edificada ondulándose, como haciendo equilibrio entre las montañas del Escambray, subiendo y bajando entre esas casitas coloniales protegidas por la UNESCO contra el desarrollo de la modernidad. En el siglo XVI vio desfilar a centenares de piratas y tesoros. Carabelas y brulotes surcaron sus aguas, y conquistadores de cruz y espada que traían la civilización al nuevo mundo. En el siglo XX vio a su alrededor un minado de bandidos, de gusanos contrarrevolucionarios escondidos en las montañas.
Hoy nada inquieta a sus escalinatas, nada altera el cantar de sus trovadores ambulantes. La música no deja de sonar en la Casa de la Trova. Nuestro amigo de la bodeguita sigue preparando pócimas afrodisíacas, y el gato negro que camina por los techos sigue siendo la mayor preocupación del viejo de la casa donde nos hospedamos.
Ese mediodía de diciembre el sol caía como un disparo de fusil, directo hacia nosotros. Los de la casa de postales nos habían dicho que la benemérita guagua pasaba cada hora, que la esperáramos ahí, justo debajo del cartel roto. Pero ya hacían 90 minutos que habíamos llegado y la guagua no pasaba. Volvimos a preguntar y respondieron que era frecuente que se atrasaran un poco, a veces bastante. Y que si estábamos apurados lo mejor era tomar un taxi.
Los señores taxistas no habían dejado de acercarse para ofrecernos sus servicios. Pero por una cuestión de principios nosotros nos negamos sistemáticamente a pagar 2 dólares por un taxi hasta la playa, cuando podíamos pagar 5 pesos cubanos yendo en guagua. Decían que la guagua no iba a pasar hoy, navidad, pues tu sabes chico, ahora navidad ha vuelto a ser fiesta para nosotros, como en la Argentina y todos los países cristianos. Los taxis eran oficiales, estatales digamos. De esos autos antiguos que solo en Cuba siguen caminando.
Después de una trabajosa negociación con uno de ellos, arreglamos que nos llevaría en su viejo Buick celeste por 4 dólares a seis personas. Una pareja de franceses, una canadiense, dos chicas argentinas –Sofía y Lupe-, y nosotros dos. El auto tenía problemas de arranque y hubo que empujarlo por la calle adoquinada, pero una vez puesto en marcha anduvo bien y en 15 minutos ya estábamos en la playa.
Arena blanca, agua transparente, pececitos de colores. Un mar caribe íntimo, acogedor y generoso, nos convidó con el espectáculo de lo bello al fusionarse y hacerse uno con el sol, al desplegar sus rayos sobre la suave marea, para devorarlo luego, en un acto sublime y apasionado.

A la noche fuimos a cenar con otras dos parejas de argentinos. Mariela y Pablo eran de nuestra edad, mientras que Marcela y Jonathan eran unos años mayores y tenían un hijo, Santiago, que los acompañaba en el viaje. La verdad es que, más allá de estar haciendo el mismo viaje, no teníamos muchas cosas en común con ellos. Por eso cuando terminamos de comer, y después de haber brindado, nos levantamos de la mesa y nos fuimos a caminar por ahí.
Habíamos quedado en encontrarnos con Facundo en la plaza central pero teníamos sueño y nos fuimos a dormir temprano. Pobre Facundo… siempre lo dejábamos solo, esperando.

jueves, 16 de abril de 2009

Es increíble lo que me sucedió anoche... Increíble. Alrededor de las 4 de la madrugada sentí algo extraño en el codo. Y como pensé que era un mosquito moví varias veces el brazo, para que se fuera a joder a otro lado. Pero no, no era un mosquito. Era Mario, uno de los "personajes" -ciertamente no son personajes, pero todavía no se como llamarlos- que viven debajo de mi cama, y en manos de los cuales dejé este blog. Lo que Mario quería era contar algunas cosas. "Todo lo que me gusta, las cosas que me pasaron, bellas, las cosas lindas...", me dijo, y me pidió que le conectara internet para postear. Mi reacción fue agarrarlo de los pelos y revolearlo furioso otra vez abajo de mi cama. Y me volví a dormir.

Esta mañana me despierto a las 9, y mientras desayunaba un café con leche me puse a pensar en el extraño episodio. Seguía enojado, no digo que no, pero sin embargo me había entrado un sentimiento de culpa que fue madurando durante todo el día. Por eso es que cuando regresé a casa esta tarde lo primero que hice fue buscar a Mario y pedirle perdón. Aunque también lo reté por haberme despertado a esa hora... él también estuvo mal.


Y después me dio esta lista para que postee, como si a alguien le interesara...

"

Ganar una medalla plateada, dificil y redonda, en aquel Panamericano de la república oriental.
Los viajes. Europa con los abuelos. Disney de chico.
Cuba con Beli. México. Guatemala, Nicaragua.
Encontrar el amor, pero nunca dejar de buscarlo.
Los libros. Cortázar, Carver, Pizarnik.
Y los demás personajes. Ignatius o Adso de Melk.
Mis amigos y sus espacios silencios.
Mi padre, caminar juntos a la cancha.
El rock. Eklipse, Quemado Solar. ¿Babel?
Los golpes, cicatrices y heridas de mi cuerpo.
Y los tatuajes, algunos tan metafísicos...
La niebla del parque. Las ojas amarillas de otoño.
Un abrazo, una lágrima crispada.
El vino compartido.
El espíritu.

"

domingo, 12 de abril de 2009

Radiografía de Chiapas

Una vez me preguntaron con qué palabra podría definir a Chiapas. Y yo respondí -como si fuera posible resumir con una sola palabra a todo un pueblo- que el elemento del diccionario castellano que mejor podría caracterizar a Chiapas es "lacrimógena". El pibe que me había hecho la pregunta lanzó una carcajada y me dijo "bueno, por lo menos no me dijiste Subco. Marcos". Esta charla se dio a través del MSN y 10.000 km de distancia. Yo andaba todavía por el sudeste mexicano, y él estaba, si mal no recuerdo, en el norte argentino. QuizÁs en Bolivia.

viernes, 10 de abril de 2009

Este blog no va más. O al menos no como hasta ahora. Ya fue, la literatura no pasa por los blogs. Alguien que se pretenda escritor tiene cuadernos "Gloria" llenos de versos, relatos y frases inconexas. Se junta con otros amigos que, como él, también prefiguran para ellos un destino literario, y se leen mutuamente sus porquerías. Quizás, en el mejor de los casos, con un poco de talento y mucho de insistencia -y suerte- viene alguien y se los publica. En fin, eso es un escritor, alguien que escribe. Y que lo que escribe lo escribe en tinta, papel, materia. En un substrato físico. No virtual. El virtual no es un escritor, es un blogger. Un blogger es como un escritor, pero sin talento ni transpiración. Un blogger es un boludo con internet y una prosa horrible.

Si yo no quiero ser escritor, ni mucho menos un blogger... ¿Qué carajos?

Voy a dejarle la contraseña de este blog a la gente que vive debajo de mi cama, para que hagan lo que quieran. Para que lo llenen (¿Para que llenen qué? si esto es el no-lugar, la nada. ¿Cómo se llena la nada? Tendrán que vérselas con este problema los nuevos bloggers, porque yo me borro) con sus frustraciones, sus sueños, sus experiencias, sus miedos, sus deseos. Pero los de ellos, no los míos. Lo que yo escriba o deje de escribir de ahora en adelante, no verá la luz cibernética.

Así me despido. Así le pego una patada en el culo a este blog, para que siga volando gracias a la inercia a la que lo someto (que según dicen, en internet es perpetua y definitiva).

Los dejo con Miguel. Chau.

"

Y te digo que se lo merecían mirá, viejas de mierda.

Yo había entrado para comprarte un huevo de pascuas, y me tengo que bancar eso... ¿Qué querías que haga? Dos viejas de mierda quejándose del calor, que ya estamos en abril che, que no puede ser. El pibe que vende café les dice que hay que aprovechar el día, que está hermoso, que vayan al parque a mirar los pajaritos, qué se yo. ¿Y sabés qué le contestan? No Martín, al parque ya no se puede ir, hay cada cara que Dios me libre... y miran, preocupadas, la puerta abierta. Nadie pasaba por la calle a esa hora. Qué serían, las tres de la tarde mas o menos. La siesta del feriado es sagrada en el barrio, viste.

Las viejas tenían miedo. Miedo de mí, porque yo soy uno de esos negros que coparon el parque. Por mi culpa ya no pueden ir a tomar sol, a pasear por el rosedal, ya no pueden hacer un carajo. Se tienen que quedar en su casa mirando la tele. Y tienen que tener cuidado. Sobre todo con las cosas que dicen, porque no vaya a ser cosa que se les escape esa lengua larga de vívora que tienen adelante de un portador de cara. Y eso es lo que soy yo, un portador de cara, ¿No lo dijo tu viejo el otro día? Porque yo lo escuché, me hice el boludo pero lo escuché. Que con esta jeta me tenían que llevar en cana, sobre todo ahora que me dejé el pelo largo y no me afeito más.

Pero bueno, lo de tu viejo después lo hablamos. Ahora estamos con las viejas. Me miraban de reojo, trataban de disimular, y no hay nada más patético que dos viejas tratando de disimular una situación tensa. Yo ya estaba harto, hasta las bolas estaba ya. Así que me fui sin comprar el puto huevo -perdoname que no te lo compré, pero te estoy tratando de explicar por qué-, las esperé en la esquina y les di un buen susto. Jajaja, sí... estuvo bueno. Se cagaron bien las patas y se fueron rajando. Ahora no solo no van a ir más al parque, ni siquiera se van a animar a salir a comprar café.

"

sábado, 4 de abril de 2009

Isla

la luz perfila
las sombras de su rostro
la dibuja
envuelta
en delicada calma crepuscular

sus dedos
enredados de isla y tierra y cielo
respiran el verde jade
y vomitan un cierto
mareo de mar

y la lava y las rocas
y centenas mariposas
que revuelan las playas ahogadas
con indecible color

así sucede en cierto rincón de aguamérica
ceniciento camino
de ometepe
entre tiburones de dulces aguas
y ojos de volcán

martes, 24 de febrero de 2009

Escribo
Sin conocer el desenlace
De lo que escribo
Busco entre líneas
Mi imagen en la lámpara
Encendida
En mitad de la noche

Octavio Paz

sábado, 7 de febrero de 2009

"Y por fin he encontrado el camino que ha de guiar mis pasos.."
HDS


Fuimos peregrinos sin rumbo fijo.. Vimos mariposas -de esas con colores que todavía no existen-, y las vimos de a decenas. Vimos montañas, y rios, y mares océanos. Vimos mar de olas y piletas aladas. Vimos volcanes con pero sin lava. Vimos lagos, y también vimos al lago más bonito del mundo, aunque empañado por una inmensa nube de incienso altiplano. Vimos al sol de occidente caer detrás del Pacífico; vimos al sol naciente del Atlántico. Vimos paisajes maravillosos, pero ninguno tan hermoso como el que recorro cada noche sobre tu cuerpo.

Vimos tortas de jamón, tacos de pierna y aguacate que en verdad era chile jalapeño. Vimos arenas blancas, y arenas negras. Y cangrejos encaracolados, y corales, y ostras sin-perla dentro. Vimos pescados en la playa. Vimos maiz, y tortillas de maiz. Arroz moro, congrí, vimos gallo pinto y piñas. Vimos melones colorados.

Vimos bucaneros, vimos coronas, vimos gallos, vimos toñas e imperiales. Vimos malecón.

Vimos zapatistas y sandinistas, vimos circo y no tanto pan. Vimos revoluciones victoriosas, y cenizas de revoluciones. Vimos banderas y patria y mucha sangre derramada. Vimos orgullo y emoción, y odio, y asco. Vimos ruinas de pueblos, y pueblos en ruinas. Vimos ciclones y ciudades reconstruidas, y vimos ciudades destruidas y tapadas por otras. Vimos saqueos, y traiciones, y dolor.

Vimos América, y mundo, y vimos mucha mucha gente.Pero siempre, a cada instante y por sobre todas las otras cosas, lo que nunca dejamos de ver fue un par de ojos en los que nos veíamos a nosotros mismos. Una mano que aferrar, un cuerpo donde abrigarnos. Vimos a dos personas, y un mismo camino.

Vimos dos vidas, ahora vemos una sola..

viernes, 6 de febrero de 2009

Si alguna vez querés saber si amás realmente a una persona,
hacé un viaje junto a ella.





miércoles, 28 de enero de 2009



"..extendiendo el sabor del universo.."
nicaragua, enero 2009

domingo, 14 de diciembre de 2008

Aviso


Si no nos vemos, felices fiestas.
Mi vecina dixit.


Este espacio permanecerá cerrado por vacaciones. Hasta nuevo aviso.

Ta lueguito che..

lunes, 17 de noviembre de 2008

no viembre


empieza noviembre y el mundo se tiñe de rojo papanuel. es un rojo pegajoso, que abarca la existencia toda y asquea, asquea..

tapitas y promociones de coca-cola. lucecitas de colores en árboles de hojas nevadas, pleno verano. trineos que surcan los cielos de los shoppings. viejas que invaden las calles con bolsas llenas de mierda y sonrisas cafeconleche. todo esto es un horror, sí, pero lo peor es la alarma, el aviso que significa: el tiempo pasa, se va.

uno odia "las fiestas" no por falta de espíritu lúdico o misantropía, sino porque su víspera es insoportable. es la víspera del final, y uno sabe que empieza noviembre y todavía quedan dos meses de agonía. dos meses de un año que se muere lento, hasta que se desdobla en sí mismo y se renace.

parafraseando a plotino, el año es un otro para sí mismo, que no nace ni muere ni transcurre ni se escurre. es simplemente un espejo en el que miramos nuestra sudada realidad. un espejo empañado, y nosotros un simple y burdo reflejo pasajero, que se mira a si mismo sin siquiera poder distinguir de qué lado va.

es que, como dijo el derviche del futuro:

el tiempo es el camino,

sólo subyace al peregrino.



y todavía nos quedan muchos caminos que andar,
las huellas del peregrino nos guiarán..

lunes, 3 de noviembre de 2008


Hay una diferencia entre el crimen y los negocios. Para hacer negocios es necesario tener capital. A veces pienso que es la única diferencia.

Raymond Chandler, El largo adiós

viernes, 3 de octubre de 2008

un tal tales..

Refiere Aristóteles una anécdota muy curiosa, que tiene a Tales de Mileto como protagonista. Voy a dejar que sea el propio estagirita quien la relate, exactamente como lo hizo en el primer libro de la Política.

Dice Aristóteles: "Como algunos le reprochaban, en razón de su pobreza, que la filosofía no produce provecho alguno, se cuenta que, habiendo previsto gracias a sus conocimientos astronómicos que la producción de aceitunas sería abundante, dispuso del pequeño capital que poseía, cuando aun era invierno, para obtener bajo fianza todos los molinos de aceite de Mileto, los que arrendó a bajo precio, ya que no tenía ningún competidor. Cuando llegó el momento propicio y fueron muchos los que al mismo tiempo acudieron, de pronto, en demanda de molinos, Tales los arrendó al precio que quiso, logrando reunir mucho dinero, para demostrar que los filósofos pueden enriquecerse fácilmente, si así lo desean, aunque no constituye ése su propósito."

Uno de los Siete Sabios de Grecia, versado en ciencias como la astronomía, la geografía, la ingeniería y la matemática. De la época en la que se contemplaba a la naturaleza para simplemente asombrarse de su belleza y armonía, y no para dominarla, arrasarla o conquistarla. Fue el primero en preguntarse por el origen o principio de todas las cosas, para luego concluir que el agua es aquel elemento constitutivo del cual parte toda la realidad.

En fin, un cráneo este Tales. Y todo así tuvo que bancarse que ciertas viejas molestas vinieran a decirle "Eh vos, que te hacés el filósofo, mirá como te morfan los piojos". Y no solo que se las bancó como un duque, sino que se dio el lujo de demostrarles que la filosofía, o el pensamiento, no está al servicio de la crematística o los agentes de bolsa.

Y ahora recuerdo a aquella otra anécdota (como de Tales no se conservó ningún escrito, sólo nos referimos a él mediante anécdotas de terceros, como haciendo las veces de un Rial de la Grecia Clásica), tan desparramada por todo el mundo, gracias a la cual Tales es conocido popularmente como el gil que iba contemplando las estrellas y se cayó adentro de un pozo. Y no termina ahí, sino que acto seguido apareció una vieja y le dijo algo así: (se recomienda leer lo que sigue en voz alta, con voz de vieja muy pero muy chota) "Ay Tales, Tales querido.. ¿Cómo quieres entender algo sobre los cielos y las estrellas, si ni siquiera eres capaz de mirar por donde caminas?

Muy tranquilo el tipo, salió del pozo, se limpió con displicencia su túnica, y se fue a su casa a predecir un eclipse. Corría el año 585 AC, y nacía la filosofía.

sábado, 27 de septiembre de 2008

a good seed, into my arms


i dont believe in the existance of angels
but looking at you darling i wonder if that´s true

sábado, 20 de septiembre de 2008


Nemo intra in caelum misi per philosphiam..

martes, 16 de septiembre de 2008

Decía el gordo Soriano que un escritor sin gato es tan absurdo como un ciego sin lazarillo, y tenía razón.


viernes, 5 de septiembre de 2008

Un Creyente

Al caer de la tarde, dos desconocidos se encuentran en los oscuros corredores de una galería de cuadros. Con un ligero escalofrío, uno de ellos dijo: -Este lugar es siniestro. ¿Usted cree en fantasmas? -Yo no -respondió el otro-. ¿Y usted? -Yo sí -dijo el primero, y desapareció.

jueves, 28 de agosto de 2008

El nombre de la Mariposa.


Dedos que gotean letras,
letras ciegas, que solo saben decir tu nombre.
Palabras, que para ocupar tu espacio ausente
se derraman en manchas, en lluvias, en soles,
en otra gente.

Camas apretadas en el medio de la noche,
oscuridad despierta, suspiros, jadeos.
Arañas en sueños, y un par de pies
descalzos que las matan, que las pisan.
Que las matan.

Y te vas, te echo. Pero no te vas porque te echo.
Me dejás, y me quedo. Soy vos en tu lugar.
Sueño tus sueños, tomo tu desayuno, y tu colectivo en tu parada. Voy a tu clase, y después, al tiempo, me encuentro a mi. Te saludo, me doy un beso, y vuelvo a ser yo: Diego, el que derrama letras.
Yo, Tu nombre..

lunes, 25 de agosto de 2008

Sola y su alma

Una mujer está sentada sola en su casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto. Golpean a la puerta.

Thomas Bailey Aldrich (1836-1907)

viernes, 22 de agosto de 2008

Estación

Ya eran las ocho cuando unos ladridos lo despertaron. Se había acostado después de armar la valija. No quería dormir, pero el ventilador con su ruido y movimiento hipnótico, provocó en él un estado de letargo que no tardó en transformarse en una siesta. Se levantó puteando y después de lavarse la cara tomó un taxi hacia la estación. Se sentó en el asiento trasero y revisó el pasaje y sus documentos. Al llegar a la estación ya eran las 20.15 y su tren salía a las 20.05. Corrió hasta el andén y se sentó en un banco de madera. Notó la ausencia casi total de personas. Varios empleados de limpieza, un viejo que fumaba en pipa y un chico que vendía café. Le compró uno y después encendió un cigarrillo.

Ya eran ocho y veinte, y él estaba en el lugar indicado. Sólo podía esperar. Podría esperar todo lo que fuera necesario. No tenía nada más importante que hacer de su vida que tomar ese tren. Tren que lo llevaría de vuelta con Elina. Después de quince minutos sentado, Ignacio pensó que el tren ya nunca vendría, o que quizás fuera peor y no había nadie esperándolo. Insertidumbre, Angustia, Arena-de-reloj-de-arena-en-la-boca.

Compró otro café. Intentó preguntarle algo al chico, pero sólo le respondió con una mirada sin expresión. Ya había pasado media hora desde su llegada y el tren no aparecía. Miró su pasaje. Releyó por vigésima vez el número del andén, 24, la ciudad destino, Buenos Aires, y el horario de partida, 20.05 hs. Lo sepultó en el bolsillo del sobretodo y encendió otro cigarrillo. Mientras fumaba extrajo la carta de Elina que había recibido el día anterior. Era una carta hermosa. Hablaba allí del viaje al sur de Franciaa que querían hacer juntos. Hablaba de una segunda oportunidad. Dobló prolijo la carta y la guardó en el mismo bolsillo donde había dejado el pasaje. Se sintió absurdo, un coleccionista de pagarés vencidos.

Eran las nueve cuando se dio cuenta de que su tren ya había salido, que lo había perdido. Pero permaneció sentado en el mismo banco, fumando el mismo cigarrillo y con la misma taza de café en su mano. Ya no podía abandonar la estación, no podía volver a ninguna parte.

miércoles, 30 de julio de 2008

Avalancha
en un laberinto vacilante
en una prisión que desea escapar de mi
o de vos,

y ser libre al fin.

Un olvido de vos sería tan impensable como
poder olvidarte,
como recordarte.

Ninfa abierta
anclada en una guerrilla de papel.

Esta noche será la muerte en tus brazos,
tan lejos de mí.

miércoles, 25 de junio de 2008

joyeuse vie





Lady Butterfly from Mars


Butterflies to the sky,

And the music always sings

You can see them, can you hear them?

The color in their wings

But don’t try to hide, don’t fly so high

So far from me…

Oh lady butterfly, stand by me.

Butterflies all in my mind

When you’re around me.

In my bed, in my head, you know you got me

deep inside, I see you rise to the heaven of my life.

We got time, to choose our path

But I need you beside mine.

And heaven is, wherever you are.

All I wanted in the end of my life

Is to be with you till the end of time.

Is to dream with you, is to live in you,

and to fly with you, and to die in you.

I told you, my darling

The future, we are going

To the snowy California

The green snow sunny California

Lives in your spine and smile

You’re so belle

Your eyes are future, I see my self inside them

We live, together, the future, we chose one,

Together,

Forever and ever…

And I, I love you…

Aha, I said that I love you so…

Oh my butterfly…

You are my butter-butterfly, from Mars.

Oh my lady butterfly, you are.


I THANK YOU ALL,
BUTTERFLIES..

D.

sábado, 21 de junio de 2008

1

estoy en la facultad de derecho, escuchando una clase de procesal. tengo frente a mí a un troglodita abogado que juega a ser profesor. él juega a ser profesor y nosotros jugamos a ser alumnos. él habla de plazos para contestar la demanda, de la reconvención y la reconcha de tu hermana pelotudo, pienso yo, y me dan ganas de empujarlo por la ventana, y mirarlo caer. lo imagino agitar sus bracitos, tan protegidos en las mangas de su traje dior mal planchado. imagino su corbata volando sobre su cabeza, siguiendo su rastro idiota. en fin, imagino muchas cosas, pero básicamente imagino que lo mato, y que disfruto con la realización del ilícito. y lo imagino, justamente, para no planearlo. y lo escribo, justamente, para no hacerlo, y así evitar las siempre fastidiosas consecuencias que un proceso penal acarrearía en mi contra.

ahora el sujeto de traje se levanta de su escritorio, y deambula por los pasillos del aula. yo lo miro como hipnotizado, sigo imaginando cosas, por ejemplo que sus ojos explotan y de adentro le salen lenguas de fuego, o que una chica que siempre se sienta en el primer banco se va a levantar y le va a hacer un piquete de ojos. pero de repente me veo obligado a salir de mi trance hipnótico porque el imbécil se me para al lado y me habla, dice algo como "a ver usted, que está tan concentrado, digame cuales son los requisitos de la prueba documental". yo lo miro, y antes de tener siquiera tiempo para decir "no sé", el pibe que se sienta a mi lado le contesta. el profesor dice "parece que entendieron, je", y vuelve contento a su escritorio.

la hora termina, termina antes de tiempo, pero termina porque el doctor montoto (asi se llama el tipo, posta) dice que tiene que volver temprano a su despacho de la inspección general de justicia. dice que tiene que terminar de redactar un discurso que leerá esta tarde, dice que esta tarde es la presentación de su tan ansiado libro "el procesalista", y que estamos todos invitados. y también dice algo más, que no llego a escuchar porque estoy al lado de la puerta y soy el primero en huir.

ahora, mientras me elevo junto al puente de la figueroa alcorta y me cruzo con dos viejas que putean a cristina, pienso en el libro del troglodita. tengo tantas ganas de ir a esa presentación como de hacerme un clavado desde aca arriba.

pero ojalá tenga suerte el doctor montoto, no parece mal tipo.





lunes, 9 de junio de 2008

Vomito soles de primavera,
Vomito chicas en minifalda,
Vomito escaleras que nunca bajan.

Vomito mi vida sobre el mantel,
Y carcajadas, y luces idiotas.


V o m i t o l a s a n g r e q u e m e r o b a r o n.


Lo vomito todo,
hasta morir todavía un poco más.


martes, 20 de mayo de 2008

es una nube,
nada más.




esto no es poesía,
esto es la vida.

la felicidad y la tristeza no son para escribir
se rien y se lloran,
se sufren y se disfrutan.

esto no es poesía,
esto es un intermedio entre el dolor y la risa
un recreo,
un impass (que fea palabra, impass.
¿ves? si estuviera escribiendo poesía no la usaría jamás..).

recuerdo el verano en que surqué las olas de tu mar.
recuerdo tus ojos verdes de mentiras por estallar.

ahora,
que ya estallaron bajo mi barquito,
espero sobrevivir al naufragio,
y compartir un tablón
y sobrevivirte.

y secar la tormenta de tus ojos
con las ojas muertas de este otoño tan psicótico
y hacerlas renacer, contra natura,
contra el destino,
o hasta contra dios, si es que se interpone en nuestro camino.

y volver a ver tus ojos verdes, secos y transparentes,
porque la tormenta no era tormenta
era una nube, y nada más.

domingo, 18 de mayo de 2008


how quick the sun can
drop away..

sábado, 17 de mayo de 2008

Para las almas sensibles de esta pálida ciudad..
Pez


Ella se enamoró de una mentira bien musitada,
y él
no sabe qué decir
ya.

Ella le habla sin antifaz,
le dice algo sobre sus ojos
y él
no entiende.

Ahora ella llora lagrimas vacuas ´ad.a
y manda señales,
virtuales.

Ella es inefable.


Ya no hay distancia

a h o r a e s a b i s m o

e n t r e c u e r p o y c u e r p o



Ahora es una continuación de la nada
lo que los separa.



Ella nunca le creyó
nada,

pero todavía lo encuentra

cada tanto

en el teatro

donde ambos actúan.



y


h a b l a n . . .


( n o )

sábado, 26 de abril de 2008

there are places i remember...

me acuerdo que cuando era chico me llevaban a lugares donde yo no quería ir, por ejemplo la iglesia, o un restaurante por el barrio de floresta con nombre de vieja chota (tía margarita se llamaba, creo que ya no existe más). cuando uno es chico siempre "lo llevan" y se tiene que comer todo lo que le dan. es jodido a los 8, 9 años levantarse de la mesa y decir "me voy a comer a casa, este lugar es una mierda". al menos yo nunca me animé a hacerlo. tampoco me animaba a irme de la iglesia. a la iglesia me llevaban los curas del colegio principalmente, pero también iba con mamá. ella me llevaba con mi hermano y a veces también venía papá. creo que a él, a pesar de ya ser grande en aquella época, también "lo llevaba" mamá, porque a veces nos escapabamos los tres (papá, matías y yo) y nos íbamos a jugar al fútbol al parquecito que está en la entrada. pero eso solo era cuando venía papá, porque mamá no nos dejaba salir solos. y los del colegio menos que menos. nos llevaban una vez por semana a confesar nuestros pecados. a mi siempre me tocaba con el padre carlos, que tenía la costumbre de cachetear, al mejor estilo timoteo griguol, a los pecadores al abandonar el confesionario. el padre carlos me daba miedo porque hablaba raro y tenía un estilo muy dramático para dar la misa, y como a mi siempre me sentaban en los bancos de adelante, a veces me miraba a los ojos, y realmente me asustaba. también me asustaba cuando decía "tomad y bebed todos de él, porque esteselcalizdemisangre...", se creaba una tensión tan grande que me daba la sensación de que el espíritu santo haría explotar la copa de vino (¿o debería decir sangre?) sobre mi cabeza.

pero a la vez existían otros momentos en los que me vengaba, íntimamente, del padre carlos. eran situaciones ficticias. o juegos mentales que diego crea para satisfacer su juguetona imaginación, como diría la psicopedagoga que me atendía por ese entonces. como por ejemplo la parte de la misa donde el padre carlos decía "la paz esté con vosotros" y nosotros le contestábamos "y con tu espíritu". ese era un momento de éxtasis íntimo para mi porque aquella respuesta "y con tu espíritu" me sonaba exactamente igual a decirle "que te recontra". y acentuaba la ese de espíritu como se acentúa la erre de recontra, y lo miraba fijo a los ojos al padre carlos y le decía "y con tu espíritu", pero en realidad le decía "que te recontra hijo de puta". y esa puteada solitaria me hacía sentir divertido y culpable a la vez, porque "en la casa del señor no se tienen malos pensamientos".

después nos hacían volver al colegio por una puertita lateral que comunicaba directamente con el patio. era como un túnel medieval, que a mi se me hacía muy parecido a los pasillos del cementerio. de chico tenía la tendencia (y creo que todavía la conservo) a pensar que las iglesias y los cementerios son lo mismo. todos siempre en silencio, con caras de "no-la-estoy-pasando-bien-acá-y-me-quiero-ir-ya", hablando con gente que ya no existe o amigos imaginarios. nunca entendí esas cosas, y de chico mucho menos. para mi era todo como un gran chiste. siempre esperaba el momento en que llegara el remate y el cura largara una carcajada que sería el final, y todos diríamos, ok ya está. podemos ir a casa y olvidarnos de esto. pero ese remate nunca llegó, y el chiste se me está haciendo demasiado largo. el cura sigue hablando en el altar, la gente muerta sigue viviendo entre flores y recibiendo visitas de más gente muerta que va a llorar y a dejarles cartitas, y cosas. ahora me acuerdo que además de la iglesia y ese restaurante de mierda también me llevaban al cementerio a dejarle flores a la abuela julia. yo la quería a la abuela julia, pero la quería mientras vivía. después ya no pude seguir queriéndola. la extrañaba un montón, sí, pero no la quería, y eso me hacía sentir malo. papá me preguntaba "cómo no la querés más a la abuela? con todo lo que ella te quiere a vos, su nietito mayor..." y yo me sentía una basura, porque realmente no la quería. tenía ganas de correr y esconderme y llorar porque era re malo con mi abuelita. tenía ganas de volver a encontrarla y decirle "abuela te quiero", lo que hubiera sido absolutamente sincero. pero solamente lo hubiera sido si la encontraba, lo cual era imposible básicamente porque ya estaba muerta.

me acuerdo una tarde super fría de domingo la fuimos "a visitar" y matías le dejó pegada una cartita que le había escrito con ayuda de mamá y tía marta. "para mi angelito de la guarda que me cuida desde el cielo", así decía la carta. ocho años tenía yo, tenía ocho años y le dije a mamá "matías es tonto, de todos los abuelos que tenemos la única que no nos puede cuidar más es la abuela julia. cómo nos va a cuidar si ni siquiera puede jugar con nosotros ya?". mamá se sonrió pero después se tapó la cara y se puso a llorar. era la primera vez que la veía llorar, y la abracé y le dije que no llorara, que yo a ella la iba a cuidar siempre. que iba a estudiar mucho para cuando sea grande poder comprarle una casa con jardín y muchos perros porque yo no voy a tener hijos ni me voy a casar, mamá, voy a quedarme a vivir con vos y con papá en una casa grande con jardín y muchos perros. y nunca más, mamá, le dije llorando, nunca más quiero venir al cementerio.

viernes, 11 de abril de 2008

el fuego petrificado que me imboca
que me seduce con gritos incendios
espera de mi la fútil derrota,
espera de mi que escriba este verso.

supongo algún día entenderé sus risas
y espero estar vivo y hasta poder apreciarlo.
hoy son cenizas las alas de mi alma,
hoy es mi vida la que pierde brillo.

pero sucede a veces el silencio de vos
y sucede con una crueldad inefable,
que ahora sigue este espectro burlón
que se pasea por el límite de mi borde.

domingo, 6 de abril de 2008

ella duerme en mi cama
yo busco una entrada a su sueño
o a su médula
y doy vueltas a su alrededor hasta morir de invierno

aunque ahora soy libre de ella
y me muevo como un gato salvaje
y corro
y salto
y me arrastro
y canto a la luna desde el tejado de su casa
o de una casa cualquiera
todavía espero el momento oportuno
para arañar las cortinas de su dulce corazón

y desangrarme las garras
y desguazarme las guerras
y destrozar mis memorias
y mis guitarras
y mis arterias

pero me arden los colmillos de tanto morder carne fácil
me arden los ojos y las almas rotas
rotas
como la sombra de su recuerdo
que yace
ahora
muerta de invierno
en mi cama

viernes, 4 de abril de 2008


Paraíso
Will you still need me, will you still feed me, when I´m sixty-four?
Paul McCartney
Hacía calor y ya empezaba a lloviznar. Por suerte habíamos llevado un paraguas que después enterramos en la arena para meter nuestras cabezas abajo y poder fumar. Mariela corría por la orilla y proyectaba una sombra lunar un tanto tétrica. Mariela era un perro con hocico de perra. Era divertido verlo corretear y saltar, y mojar sus patitas en la espuma salitrosa y venir a nosotros y ladrar y volver a irse. Le habíamos puesto Mariela porque nos recordaba a una compañera del secundario que tenía cara de perro. En fin, esto no es importante. Cuando uno tiene cierta edad y empieza a relatar una historia que ocurrió en su juventud corre estos riesgos, se va por las ramas y elude los hechos esenciales. Te decía, el perro corría por la playa que, más allá de nosotros, estaba desierta. Eran como las 2 de la madrugada ya, el resto de los chicos del grupo se habían ido a dormir o seguían en el bar tomando cerveza. Pero como era la última noche, con tu abuela decidimos ir a despedirnos del mar.
Casi no habían olas, se escuchaba más el ruido de las gotas de lluvia cayendo sobre el paraguas que el oleaje del mar. Estaba hermoso, esa noche creí haber entrado al paraíso. Tu abuela tenía una sonrisa en su rostro que te elevaba a otro mundo. Esa sonrisa te hacía sentir que la maldad del mundo iba a extinguirse, que el terror y el odio iban a ser vencidos y superados por el amor y la paz. Ojalá la hubieras conocido… Era una mujer inteligentísima, y además muy talentosa. Cantaba como los ángeles, y esa noche cantamos juntos hasta que salió el sol. Mirá, yo tenía esa guitarra que está ahí detrás de la cama, sí, la negra. Creo que esa noche le mostré una canción que compuse para ella y que decía algo de su sonrisa. No exagero Juli, tu abuela tenía la sonrisa más mágica y feliz que vi en mi vida, y esa noche era toda para mi y por mi. Por eso te digo lo del paraíso…
Por suerte no corría tanto viento. Viste como es San Bernardo en invierno, viste que el clima no es muy amigable. Bueno pero esa noche, a pesar de la llovizna, estaba hermoso. Teníamos dos cigarrillos de marihuana que nos había dado uno de los chicos. Nunca habíamos fumado, y queríamos probar juntos. Ella prendió uno mientras yo tocaba una canción de Andrés Calamaro, no me olvido de eso. Ojalá no me arrepienta de haberte conocido decía yo, y la miraba a los ojos. De su boca empezó a salir un aroma dulce, un humo espeso que ascendía lento, mientras las gotas que caían lo iban disgregando en el aire.
Ella también estaba feliz, o al menos contenta. No me animo a decir que yo la hacía feliz, porque eso nunca lo podés saber. Pero se la notaba bien. Sonreía y reía a carcajadas y me miraba con esos ojitos marrones pero verdes que el humo iba coloreando por fuera y por dentro. Cuando me pasó el porrito (así los llamábamos hace cincuenta años) empezó a cantar una canción que habla de una promesa en las aguas de Pokara, y yo la seguí con la guitarra. La cantábamos siempre esa canción. Bendecida se llama, vos la conocés por el tatuaje que tengo en la espalda. Ella tenía una voz dulce, tan melancólicamente dulce, que me daban ganas de llorar cada vez que la escuchaba cantar. Me emocionaba hasta la médula. Después haceme acordar que te haga escuchar algunas grabaciones que hicimos en aquella época, yo con la guitarra y ella cantando. Hace mucho tiempo que no escucho nada de eso, lo tengo que buscar.

Cuando terminamos de fumar le dije que haga un castillo de arena, pero en lugar de eso corrió hasta la orilla y escribió con una rama “Pablo + Julia” y dibujó un corazón en el medio. Y después me dijo que las olas borrarán las palabras y los dibujos, pero se llevarán el mensaje al mar, y el mar es eterno. Y nosotros somos eternos Pablito, te quiero por siempre a mi lado. Yo me quedé callado, ya no tenía nada que decir. Nunca nadie me dijo algo tan hermoso. Y ya no hablamos más, nos abrazamos y nuestros cuerpos se estremecieron mientras la llovizna iba en un crescendo lascivo. Nos detuvimos unos segundos para observar una serie de relámpagos en el horizonte, y después caímos sudados sobre la mantita que ella había llevado.

Cuando volvimos a abrir los ojos vimos a Mariela lamiendo algo, y yo le dije ¿no se estará comiendo el porro no? Y nos reímos. Nos reímos porque era un chiste. ¿Cómo el perro se iba a estar comiendo el porro? No podía ser. Hasta que nos dimos cuenta que no, que no era un chiste. ¡Ese perro de mierda se había tragado el porro entero, no había dejado ni el papel! Estuvimos como media hora riéndonos, esperando que el perro empezara a volar, o que aparecieran duendecitos de colores y se pusieran a danzar a nuestro alrededor.

Nada de eso sucedió. Mariela se fue corriendo y dando saltitos por la orilla y nunca más la volvimos a ver. Y nosotros nos quedamos recostados bajo el cielo, bajo las nubes y la luna. Y yo te aseguro, y mientras te lo digo se me encrespa la piel, te aseguro que esa noche estuve en el paraíso. Eso, como te dije antes, era el paraíso, y lo era porque ella estaba ahí. No existe ni nunca existirá otro paraíso más allá del lugar donde ella esté.