lunes, 8 de noviembre de 2010
una estrofa voy a dedicarte
mientras vuelco vino en tu tatuaje
todavía esa herida me quema
y me provoca un ardor severo
hoy me puse mi mejor traje
y no había ningúna fiesta
la verdad todavía te quiero
no me importa lo que te parezca
voy a cantar hasta entrada la mañana
voy a durar hasta que cierre la cantina
y si nadie me quiere en argentina
me voy a san cristobal de las casas
ac.
sábado, 23 de octubre de 2010
Hermeneutica del rock
Parafraseando a Nietzsche podemos decir que no hay canciones, hay interpretaciones. Tengo ganas de decir algo sobre uno de los temas más exuberantes del rock en español: Bendecida, de HdS. A simple vista parece una historia de amor. El primer eslabón de la trilogía que culmina con La chispa adecuada. Pero veamos si no hay una vuelta de tuerca posible, escondida entre esos acordes distorsionados.
Bendecida
si la primera mirada es la que vale
- esto ya lo enseñan las madres -
recuparé la cordura
hacia una fosa común, cosidos a preguntas.
La primera mirada vale, claro que sí. No es "LA" que vale, pero sí es una aproximación axial, la base de lo que después construiremos. Lo que aquí queremos construir es el edificio del amor, del sexo, de la pasión, de la alegría y de la tristeza, de la vida y la muerte.
Un amor a primera vista (algunos hombres creemos en el amor a primera vista, pero lo llamamos de una manera un poco menos romántica y más hormonal) puede devolvernos la cordura. La cordura de dejarnos fluir hacia la locura. El loco y el cuerdo, cuando enamorados, son el mismo.
Hay dudas, interrogantes, preguntas. El amor es así, incierto. Las certidumbres no van de la mano con el amor. El amor es temor de perder, y acabar en una fosa común. Asedio de preguntas.
agrio es el sabor de la noche en abandono.
será el día en que inicie el retorno.
me estorba la memoria,
los sentidos me distraen y se equivocan.
El abandono es lo más parecido a la muerte que podemos sentir. Es un ensayo de la muerte. Pero no importa, porque estamos envueltos en una relación tempestuosa, desde la que retornaremos a la vida. La memoria, los sentidos, la realidad, todo eso no nos importa. Vivimos en un mundo alucinado. El amor es la droga. Los enamorados están dopados. Y si al coctel químico que libera el enamoramiento sumamos ciertas sustancias, todo se torna aun más interesante. La realidad ya no es la que percibo a través de mis sentidos. La realidad es lo que solo yo siento.
en las aguas de la certeza
nos hicimos la promesa de las aguas de pokara,
"y el perfume que emane del sexo
se fundirá en nuevo grito".
La promesa la hacen los cuerpos, y sus palabras son los placeres. Y, en realidad, en las aguas de la certeza abundan los naufragios. La única forma de no naufragar aquí es aferrarse a un cuerpo. Encontramos una única respuesta a las preguntas que nos asediaban al principio: el sexo y sus perfumes.
nunca he confiado en los labios muy finos,
de ellos huyo como un fugitivo.
y amansas el oleaje
que rompe contra mis venas, purificas el aire.
Las mujeres de labios finos son mentirosas. Nosotros también. El amor es una mentira. Parece que volvemos a tener dudas. El amor es una mentira, sí, pero es una mentira que vale la pena ser creída y vivida. Nos reconciliamos con el mundo, con los labios finos. Esta dialéctica es permanente. Huyo para luego dejarme amansar.
de las brasas de una constelación
al mundo perecedero,
bendecida fue la causa de mi fortuna.
y de la tierra perdida en la infancia
al mundo perecedero,
bendecida fue la causa de mi fortuna
Hubo fuego, la constelación fantástica que fundió dos cuerpos ha quedado reducida a brasas. No hay mas remedio que volver a esta realidad sensible, sucia y perecedera. Pero el fuego que alguna vez existió ilumina la mugre del mundo. Es una especie de luz que dejamos encendida en el tunel de nuestra vida, y que ilumina, con luz tenue, nuestro camino. Es la única manera de darle sentido a nuestros días.
El paraiso perdido de la infancia son los primeros momentos del amor. Cuando uno se vuelve adulto anhela aquellos días donde la mayor preocupación era ganar un partido de fútbol. De la misma manera, el amante anhela el paraiso perdido. El amor no dura para siempre. Vivimos en un valle de lágrimas, y más vale ser conscientes de este hecho del mundo. Solo así aprendemos a valorar los momentos fugaces de felicidad que la vida nos regala.
No lamentamos el dolor. Bendecimos la causa de nuestra fortuna.
algo que no me han consentido
y que ahora busco entre tus huesos,
algo que desde tan lejos
creí que no era,
creí que no era mi estilo.
El final es siempre fatal e inevitable. No es divertido buscar entre tus huesos. Pero es un sacrificio. También es un deseo de ser correspondido. De ser reconocido. Un deseo de otro deseo.
cuando abandones tu sueño
sabrás que has muerto
y los gusanos siempre están hambrientos.
oriente no cree en el sarcasmo
que antaño nos gobernó,
soy el león domado.
Los gusanos es la muerte, es claro. La muerte en vida de los muertos vivos que ya no sueñan. De los que han anulado su deseo. Los gusanos son una amenaza, y tarde o temprano deborarán nuestro cuerpo. Eso lo sabemos. Pero depende de nosotros evitar que empiecen a hacerlo mientras aun estemos vivos. La unica manera de mantenerse con vida es soñar. Pero no soñar en un mundo ficticio, ya no vivimos en la fantasía. Ya estamos en el mundo sensitivo, perecedero. Pero de todos modos soñamos.
No se trata de anular el deseo, como algunos orientalistas occidentales pretenden. El león no pasa veinte años mirando su propio ombligo para llegar a la anulación del yo. El león domado no reniega de su deseo, de su instinto, de su animalidad. Lo reconoce y lo satisface, tantas veces sea necesario. Vivir no es mantenerse respirando. Vivir una vida vital es expandir el propio deseo.
Afortunado aquel que pueda vivir una vida en expansión constante, por doloroso que pueda resultar.
sábado, 5 de junio de 2010
It´s only Bob Marley
Uno. Primero ubiquémonos; estamos en Antigua, Guatemala. El hostel se llama "Los cinco caminos". Lo encontramos después de llegar desde Chiapas. Estamos muertos de frío, de cansancio, y de hambre. Sólo queremos un lugar para descansar. Agua caliente para el mate y una cama para dos.
Dos. Los cinco caminos es el único hostel que encontramos con habitación para dos. Ya son las once de la noche, y no da seguir buscando. Arreglamos el precio con Elina sin siquiera mirar el cuarto. El dueño, un rasta beliceño, nos aclara que las puertas no se pueden cerrar con llave y que no se da desayuno. No importa, por ocho quetzales no podemos pretender demasiado, che, le digo a Elina, y atravesamos el pasillo hasta el fondo, donde están los cuartos.
Tres. Como nucleando a los cuartos hay una especie de bar. Tiene una barra de madera, una o dos mesas en lo que sería el patio de la casa, ron Flor de Caña, cerveza Toña (la mejor cerveza de Centroamérica. Suave, ligera. Parecida a la Stella Artois, si querés). Hay gringos borrachos, una computadora donde la gente pone la música que quiere. Hay marihuana. Además, el tipo que atiende es igual a Keith Richards en Piratas del Caribe, y se hace llamar El Chill Out. El Chill Out es un tipo muy copado. Nos recibe con un vaso de Ron para cada uno, y nos dice que después de acomodarnos salgamos a tomar algo más.
Cuatro. El cuarto es poco más que una pocilga. Humedad, mugre, restos de comida sobre la cama. Dejamos las mochilas y salimos a tomar cerveza y escuchar música. Pegado al monitor de la compu hay un cartel que dice que la música que suena, suena por alguna razón. Y que la única regla del Chill Out es no sacar ninguna canción que se encuentre sonando. Se pueden agregar todas las canciones que uno quiera a la lista. Pero una vez que una canción empezó a sonar, debía dejarse hasta el final. Me pareció una regla excelente.
Cinco. Nos sentamos en la barra. Pedimos unas Toñas y fumamos porro con el Chill Out y dos turistas danesas. El ambiente es muy bueno. Realmente nos sentimos bien. Por fin logramos relajarnos después del viaje desde Chiapas. En la computadora suena Pink Floyd, Shine On You Crazy Diamond. Cierro los ojos y me dejo llevar por la guitarra de Gilmour, por las risas lunáticas de Waters, por ese blues psicodélico que desde pendejo me vuela la cabeza. Descubro nuevos sonidos en la música. Es increíble, hace más de quince años que escucho a estos tipos y cada vez descubro nuevas sonoridades. Pink Floyd es como Gardel, que cada día canta mejor. Pero no es que Pink Floyd suene mejor, sino que el que mejora es uno al escuchar. Los tipos te educan el oido, te enseñan a escuchar. Te vuelven más complejo y más apto para gozar con su complejidad, que no tiene límites. Bien por Pink Floyd, y por el gringo que puso Shine On en la lista del Real Player.
Seis. En las paredes del patio hay una serie de dibujos y pinturas. Pero hay uno en particular que me llama la atención. Es un mural, una especie de reproducción libre de la imagen de el ermitaño del tarot. Parecido en algún punto al dibujo de Zeppelin IV. Los ojos, la mirada del viejo. Muy bien lograda. El rasta beliceño nos cuenta que lo hizo un francés. Dice que fue hace dos años, cuando acababa de abrir el hostel. El tipo me pidió permiso para pintar una pared, y claro que le dije que sí. Pero le aclaré que no podría pagarle nada Dijo que con algo de vino blanco sería suficiente. Después se instaló en el patio con sus cosas y se puso a pintar. Yo pensé que haría un buen trabajo, tu sabes, algo normal. Jamás pensé que saldría con ESO.
Siete. Siento que hay algo que no encaja en esta atmósfera. Algo molesto. Me doy cuenta que es la voz de Steven Tyler que sale de los parlantes. Era obvio que había sido Elina la desubicada. Si hay algo que no es Chill Out, son los alaridos de este tipo. Me fijo en la lista de reproducción y hay cinco o seis temas de Aerosmith. Y encima después venía algo de Bon Jovi y un tema horrendo de Kiss. Terrible. La miro y le pregunto por qué ponés esto. Me dice que cuál es el problema, cada uno pone lo que quiere, siempre que cumpla con la única regla del Chill Out. Bueno, al fin y al cabo tenía razón. La culpa es del Chill Out por tener esa música en su computadora, y por tener una sola regla.
Ocho. Agarro la computadora y me pongo a investigar qué música tiene. Me sorprendo al ver bandas como Viejas Locas, Aquelarre y Massacre Palestina. El Chill Out explica que tiene la música de todo el mundo que ha pasado por el Chill Out, porque pasa los temas de los aparatos de mp3 de la gente a su computadora. Me pregunta si nosotros tenemos un reproductor de mp3 para pasarle nuestra música. Pero no, no tenemos. Dice que le gusta la música de Argentina, que le gusta el tango. Gotan Proyect, dice. Eso no es tango, pienso yo, pero bueno, le digo que sí, que a mi también. Dejo de escucharlo y elijo un par de temas de Bob Marley. Natural Mystic, Concrete Jungle, Jah Live, Burnin and Lootin. Satisfecho, le pido otro vaso de ron y me tiro en una hamaca paraguaya. Apuro el ron mientras intento abstraerme del ruido. Le doy un par de secas a un porro que Elina me trae. Cierro los ojos
Nueve. Logro dormitar un poco. Cuando despierto lo que suena es Kiss. Ya no queda nadie en el patio. Tampoco veo a Elina. El Chill Out está ordenando un poco. El rasta beliceño lo ayuda. Están en silencio, acomodando botellas y vasos y ceniceros.
Diez. Cuando termina el tema de Kiss el rasta le pregunta al Chill Out si puede cambiar that damn music. El Chill Out no responde, pero parece asentir con la cabeza. Se acerca a la computadora. Mira la lista de temas. Sonríe. No problem, it´s only Bob Marley.
Dos. Los cinco caminos es el único hostel que encontramos con habitación para dos. Ya son las once de la noche, y no da seguir buscando. Arreglamos el precio con Elina sin siquiera mirar el cuarto. El dueño, un rasta beliceño, nos aclara que las puertas no se pueden cerrar con llave y que no se da desayuno. No importa, por ocho quetzales no podemos pretender demasiado, che, le digo a Elina, y atravesamos el pasillo hasta el fondo, donde están los cuartos.
Tres. Como nucleando a los cuartos hay una especie de bar. Tiene una barra de madera, una o dos mesas en lo que sería el patio de la casa, ron Flor de Caña, cerveza Toña (la mejor cerveza de Centroamérica. Suave, ligera. Parecida a la Stella Artois, si querés). Hay gringos borrachos, una computadora donde la gente pone la música que quiere. Hay marihuana. Además, el tipo que atiende es igual a Keith Richards en Piratas del Caribe, y se hace llamar El Chill Out. El Chill Out es un tipo muy copado. Nos recibe con un vaso de Ron para cada uno, y nos dice que después de acomodarnos salgamos a tomar algo más.
Cuatro. El cuarto es poco más que una pocilga. Humedad, mugre, restos de comida sobre la cama. Dejamos las mochilas y salimos a tomar cerveza y escuchar música. Pegado al monitor de la compu hay un cartel que dice que la música que suena, suena por alguna razón. Y que la única regla del Chill Out es no sacar ninguna canción que se encuentre sonando. Se pueden agregar todas las canciones que uno quiera a la lista. Pero una vez que una canción empezó a sonar, debía dejarse hasta el final. Me pareció una regla excelente.
Cinco. Nos sentamos en la barra. Pedimos unas Toñas y fumamos porro con el Chill Out y dos turistas danesas. El ambiente es muy bueno. Realmente nos sentimos bien. Por fin logramos relajarnos después del viaje desde Chiapas. En la computadora suena Pink Floyd, Shine On You Crazy Diamond. Cierro los ojos y me dejo llevar por la guitarra de Gilmour, por las risas lunáticas de Waters, por ese blues psicodélico que desde pendejo me vuela la cabeza. Descubro nuevos sonidos en la música. Es increíble, hace más de quince años que escucho a estos tipos y cada vez descubro nuevas sonoridades. Pink Floyd es como Gardel, que cada día canta mejor. Pero no es que Pink Floyd suene mejor, sino que el que mejora es uno al escuchar. Los tipos te educan el oido, te enseñan a escuchar. Te vuelven más complejo y más apto para gozar con su complejidad, que no tiene límites. Bien por Pink Floyd, y por el gringo que puso Shine On en la lista del Real Player.
Seis. En las paredes del patio hay una serie de dibujos y pinturas. Pero hay uno en particular que me llama la atención. Es un mural, una especie de reproducción libre de la imagen de el ermitaño del tarot. Parecido en algún punto al dibujo de Zeppelin IV. Los ojos, la mirada del viejo. Muy bien lograda. El rasta beliceño nos cuenta que lo hizo un francés. Dice que fue hace dos años, cuando acababa de abrir el hostel. El tipo me pidió permiso para pintar una pared, y claro que le dije que sí. Pero le aclaré que no podría pagarle nada Dijo que con algo de vino blanco sería suficiente. Después se instaló en el patio con sus cosas y se puso a pintar. Yo pensé que haría un buen trabajo, tu sabes, algo normal. Jamás pensé que saldría con ESO.
Siete. Siento que hay algo que no encaja en esta atmósfera. Algo molesto. Me doy cuenta que es la voz de Steven Tyler que sale de los parlantes. Era obvio que había sido Elina la desubicada. Si hay algo que no es Chill Out, son los alaridos de este tipo. Me fijo en la lista de reproducción y hay cinco o seis temas de Aerosmith. Y encima después venía algo de Bon Jovi y un tema horrendo de Kiss. Terrible. La miro y le pregunto por qué ponés esto. Me dice que cuál es el problema, cada uno pone lo que quiere, siempre que cumpla con la única regla del Chill Out. Bueno, al fin y al cabo tenía razón. La culpa es del Chill Out por tener esa música en su computadora, y por tener una sola regla.
Ocho. Agarro la computadora y me pongo a investigar qué música tiene. Me sorprendo al ver bandas como Viejas Locas, Aquelarre y Massacre Palestina. El Chill Out explica que tiene la música de todo el mundo que ha pasado por el Chill Out, porque pasa los temas de los aparatos de mp3 de la gente a su computadora. Me pregunta si nosotros tenemos un reproductor de mp3 para pasarle nuestra música. Pero no, no tenemos. Dice que le gusta la música de Argentina, que le gusta el tango. Gotan Proyect, dice. Eso no es tango, pienso yo, pero bueno, le digo que sí, que a mi también. Dejo de escucharlo y elijo un par de temas de Bob Marley. Natural Mystic, Concrete Jungle, Jah Live, Burnin and Lootin. Satisfecho, le pido otro vaso de ron y me tiro en una hamaca paraguaya. Apuro el ron mientras intento abstraerme del ruido. Le doy un par de secas a un porro que Elina me trae. Cierro los ojos
Nueve. Logro dormitar un poco. Cuando despierto lo que suena es Kiss. Ya no queda nadie en el patio. Tampoco veo a Elina. El Chill Out está ordenando un poco. El rasta beliceño lo ayuda. Están en silencio, acomodando botellas y vasos y ceniceros.
Diez. Cuando termina el tema de Kiss el rasta le pregunta al Chill Out si puede cambiar that damn music. El Chill Out no responde, pero parece asentir con la cabeza. Se acerca a la computadora. Mira la lista de temas. Sonríe. No problem, it´s only Bob Marley.
miércoles, 14 de abril de 2010
Heroes del Silencio - El Espíritu del Vino
Después del disco de Mazzy Star, una especie de joya perdida en algún cajón, en algún altillo, hoy vengo con un disco que siempre estuvo ahí. El espíritu del vino es un disco que -supongo- todos conocen y que -casi- todos aprecian. Uno de los mejores del rock en español. Además, tiene una de las canciones más gloriosas que se hayan escrito nunca: Bendecida. Me recuerdo a mi mismo navegando por el Lago Argentino, allá en Santa Cruz, gritando a los vientos y glaciares cosas como "!los sentidos me distraen, y se equivocan!" o "cuando abandones tu sueño sabrás que has muerto, y los gusanos siempre están hambrientos".
Enjoy..
http://depositfiles.com/es/files/36mnfnepv
Pd. Espero no me caiga encima la CIA y el FBI por andar incitando a la piratería...
lunes, 12 de abril de 2010
Mazzy Star - So Tonight That I Might See
En 1993 deben haber confluido simultáneamente varios fenómenos cosmológicos, metafísicos, sobrenaturales y/o divinos, que provocaron una masiva salida de discos de puta madre. Este es uno de ellos. Yo no soy de andar recomendando cosas, pero deberían escucharlo.
aprovechen: http://rs571.rapidshare.com/files/156660169/Mazzy_Star.rar
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