Tengo este amigo, Andrés. Es psicólogo (puede que sea psiquiatra, no recuerdo si es un sanatero que puede medicar, o si simplemente es un sanatero). El caso es que desde que se recibió de psicólogo (o de psiquiatra, ya dije que no recuerdo)  atendió una buena cantidad de personas, (también atendió algunas  viejas) hasta que hace un tiempo se cansó de los problemas de la  subjetividad humana, y decidió colgar en su puerta un cartelito que dice  "terapia objetual". Ya no atiendo sujetos, me explicó, ahora atiendo objetos.  Objetos! Psicólogo de objetos! Ok, dije, esto confirma mi teoría de que  los psicólogos están más locos que sus pacientes. Que te vaya bien,  Andy. Y me fui a mi depto, que está un piso debajo de su consultorio.  Cuando bajaba me crucé con un teléfono viejo (de esos con la rosquita para discar). El teléfono me preguntó  por Andrés Rosenfeld. El psicólogo de objetos, dijo. Un teléfono, que  según me enteré al otro día, sufría de autismo. Desde ese día  no paro de ver objetos tales como pozos depresivos, relojes  ciclotímicos, preservativos con problemas de autoestima, espejos  narcisistas, péndulos bipolares, almanaques  con trastornos de ansiedad, despertadores con insomnio, diarios y  revistas (especialmente de la corpo mediática) mitómanos, disfraces  esquizofrénicos, rascacielos con vértigo severo, consoladores  impotentes, jeringas drogadictas, avenidas agorafóbicas y afiches y  volantes del PO con serios problemas de delirio.
Pero la gota que  colmó el ánfora fue lo que vi hoy...  Acabo de compartir el ascensor  con un llavero de jaimito con Síndrome de Tourette! Mierda puta carajo conchitumadre!!
 
No hay comentarios.:
Publicar un comentario